Durante la carrera por la presidencia de Francia en 2017, el candidato por el movimiento “La Francia Insumisa” (LFI), Jean-Luc Mélenchon advertía sobre los riesgos que suponía elegir entre una derecha impresentable, representada por Jean Marie Le Pen, y una derecha disfrazada encarnada por Emmanuel Macron. El líder izquierdista, no fue favorecido por el voto de los galos y hoy el pueblo francés recuerda aquellas advertencias con algo de impotencia.
A poco más de un año de mandato, Macron enfrenta su tercera huelga general de trabajadores públicos en claro rechazo a una frenética ola de reformas que amenaza con eliminar 120 mil puestos de trabajo para 2022. El sector público francés emplea a más de 5,7 millones de personas, de las que al menos un millón no tiene ninguna estabilidad laboral.
Los sindicatos, que esta semana marchan contra las políticas de despidos y congelación salarial de Macron, organizan 130 manifestaciones en varias ciudades, para las que han agrupado a diferentes sectores bajo la consigna: “contra el incendio de Macron, un tsunami popular”. Así pretenden sofocar las medidas y prender las calles con la idea de la defensa de la función pública, el aumento del poder adquisitivo de los trabajadores y la garantía del pleno empleo.

Bajas más sensibles
En esta cruzada del gobierno de Emmanuel Macron para reducir el gasto público, los sectores más afectados por la anunciada ola de despidos son las estatales Air France y la Sociedad Nacional de Ferrocarriles, lo que ha provocado la paralización de los aeropuiertos de Orly, en París, Marsella y Lyon, además del cierre de trenes en vía muerta en varias líneas férreas del país.
Otros sectores afectados por la medida gubernamental son la educación y la salud pública. En consecuencia, cientos de guarderías y colegios han paralizado sus funciones y las renuncias masivas de enfermeras en los hospitales ya se cuentan por decenas ante la compleja situación de deterioro en el sistema de salud, que agrava mucho más la situación.
“Si tenemos los medios, tenemos derecho a unos servicios públicos de calidad, hospitales de calidad. Si no tenemos los medios, hay que salir a la calle porque no queremos esa sociedad” Philippe Martínez, líder de la Confederación General del Trabajo de Francia.
Este sábado se llevará a cabo una movilización general que trae a la memoria aquel mayo francés del 68, en el que grupos de izquierda junto a estudiantes, lideraron la huelga general más larga de la historia de Francia, que pedía poner fin a medidas que fomentaban la sociedad de consumo.

No dar el brazo a torcer
La política del gobierno Macron se mantiene firme en sus decisiones pese a los paros generales de octubre 2017 y marzo 2018. Ya se deja sentir en la opinión pública que Macron es el presidente de los ricos, incluso en más de una manifestación se le ha nombrado como el restaurador de la monarquía.

El secretario de Estado de Hacienda, Olivier Dussopt, dijo que no se pretende cuestionar el estatuto de los funcionarios públicos, pero confirmó que su número será reducido a pesar de las protestas debido al deterioro de las finanzas públicas. Aun así dijo que el gobierno está dispuesto a discutir subidas selectivas de salarios para categorías como el sector salud, por ejemplo.
Dussopt sostiene que los recortes se llevarán a cabo sin afectar la calidad de los servicios, pues a su juicio “las evoluciones tecnológicas” y el desarrollo de las innovaciones digitales contribuirán a optimizar su funcionamiento.
RB