Contrario a los prejuicios culturales, la vida sexual y afectiva no se extingue con la edad. De hecho, estudios recientes señalan que muchas parejas de adultos mayores experimentan una mayor satisfacción emocional e íntima que en etapas anteriores de la vida. Según el informe Global Attitudes Toward Aging (AARP, 2023), el 56% de las personas mayores de 60 años considera que el deseo sexual sigue siendo importante en su relación.
Lejos de representar una etapa de declive, la vejez puede convertirse en un momento de renovación íntima, siempre que se priorice el vínculo emocional, el diálogo abierto y el autocuidado. A continuación, presentamos siete estrategias respaldadas por especialistas para mantener viva la pasión en la tercera edad.
1. Fomentar la comunicación emocional consciente
El Dr. John Gottman, psicólogo clínico y fundador del Gottman Institute, destaca que “la intimidad se construye a través del diálogo diario”. Según sus investigaciones, las parejas que hablan con honestidad sobre sus emociones, inseguridades y deseos presentan una mayor estabilidad y conexión.
En la tercera edad, esta apertura emocional cobra más relevancia, ya que muchas parejas enfrentan transiciones como la jubilación o el síndrome del nido vacío. Mantener conversaciones empáticas sobre lo que cada uno espera de la relación revitaliza el vínculo afectivo y sexual.
2. Revalorizar el contacto físico no sexual
El envejecimiento modifica el ritmo y la expresión de la sexualidad, pero el tacto sigue siendo una necesidad humana fundamental. Según la gerontóloga Dra. Maryann McLaughlin (Mount Sinai Health System), el contacto físico mejora la producción de oxitocina, la hormona del apego, y contribuye a reducir la presión arterial y el estrés crónico.
Abrazos, caricias, masajes o simplemente dormir de la mano se convierten en formas poderosas de mantener la intimidad viva, incluso cuando la actividad sexual cambia de forma.
3. Adaptar la sexualidad con recursos y creatividad
Diversos estudios clínicos han comprobado que la mayoría de las disfunciones sexuales asociadas a la vejez pueden manejarse con información y atención médica. La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) indica que el 70% de las mujeres mayores de 55 años reporta mejoras significativas en su vida sexual con lubricantes vaginales, terapia hormonal o psicoterapia sexual.
En los hombres, el tratamiento de la disfunción eréctil con inhibidores PDE5 (como el sildenafilo) mejora no solo el rendimiento, sino también la confianza emocional, siempre bajo prescripción médica.
4. Estimular la novedad en la vida compartida
La teoría triangular del amor del Dr. Robert Sternberg (Universidad de Yale) sostiene que el deseo sexual se mantiene cuando existen tres elementos activos: intimidad, compromiso y pasión. Cuando uno de ellos decae, la relación se estanca.
Incorporar nuevas actividades como viajes, clases compartidas, citas especiales o incluso leer juntos estimula la dopamina, hormona asociada al placer. Estas experiencias mantienen la pareja emocionalmente despierta y más abierta al juego íntimo.
5. Priorizar la salud física y mental
La salud integral influye directamente en el deseo y la funcionalidad sexual. La Fundación Española del Corazón destaca que la actividad sexual moderada es segura y beneficiosa en personas mayores con buena salud cardiovascular. Asimismo, el ejercicio físico regular mejora la autoestima, la energía y la circulación, factores clave para una sexualidad activa.
Por otro lado, la salud mental también incide. La depresión y la ansiedad afectan directamente el deseo, por lo que consultar con especialistas en salud mental puede marcar la diferencia en parejas que atraviesan cambios importantes.
6. Reforzar el humor y la ternura como lenguajes del deseo
La psicóloga clínica Dra. Marta Arasanz afirma que el humor compartido incrementa la satisfacción de pareja, incluso por encima del sexo frecuente. En personas mayores, la ternura y la complicidad humorística ayudan a fortalecer la atracción sin necesidad de un enfoque exclusivamente genital.
Reír juntos, contar historias o simplemente disfrutar de los pequeños momentos cotidianos crea un entorno emocional más relajado y propicio para el deseo afectivo.
7. Redefinir el concepto de deseo en la madurez
La sexóloga argentina Adriana Arias sostiene que “el deseo no desaparece, se transforma en una búsqueda más sensorial, emocional y dialogada”. Hablar sin tabúes sobre lo que excita, lo que incomoda o lo que se desea explorar representa un acto de intimidad profunda.
Muchas parejas mayores redescubren su sexualidad fuera de los mandatos de la juventud: sin prisa, sin exigencias estéticas ni comparaciones. Es en ese espacio de libertad donde puede renacer una pasión genuina, construida desde el presente.
Bienestar en la tercera edad
Mantener la llama de la pasión en la tercera edad no depende únicamente del cuerpo, sino del vínculo emocional, la disposición al cambio y la voluntad de seguir explorando el amor desde nuevas perspectivas. Lejos de ser una etapa de cierre, la madurez ofrece una oportunidad única de reconexión, ternura y deseo.
Cuidar la comunicación, la salud, el juego y la creatividad permite vivir una sexualidad plena, adaptada y profundamente significativa.