Las elecciones regionales que se desarrollarán este domingo en Italia servirán para que la izquierda, representada por Stefano Bonaccini, del Partido Demócrata, intente detener el avance de Lucía Borgonzoni, candidata del ultraderechista Matteo Salvini en la región de la Emilia-Romagna, en el norte del país.
Bonaccini se plantará contra Borgonzoni, en la histórica región “roja” de Italia, gobernada por la izquierda durante los últimos 70 años, aunque los sondeos presentan a ambos bloques muy igualados.
El candidato de izquierdas se centró en resaltar los logros de esta región, una de las más avanzadas e industrializadas, que crece a gran ritmo y ofrece un “alto” nivel de vida, según la Oficina Europea de Estadística.
En contraposición, los de Salvini claman por la renovación tras décadas de hegemonía izquierdista, en una campaña nada exenta de polémica: el propio ultraderechista visitó a una familia de tunecinos en la periferia de Bolonia a las que les preguntó si traficaban con drogas, sólo por el hecho de ser extranjeros y musulmanes.
También habrá comicios en el sur de Italia
En Calabria, en el sur del país, sus ciudadanos están llamados a las urnas. En la localidad, gobernada desde 2014 por la izquierda, compiten la derechista Jole Santelli, favorita en las encuestas y el de izquierda, Filippo Callipo, entre otras opciones menos respaldadas.
También allí Salvini se ha enfocado en erosionar a los dos partidos principales en el Gobierno nacional, el PD y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S), y regresar al Gobierno, del que salió en agosto tras patear su coalición con el M5S en un intento fallido de adelantar elecciones evitadas con el surgimiento del nuevo Ejecutivo de Giuseppe Conte, el mismo M5S y una alianza con el PD.
De hecho, Salvini se unió con la Forza Italia de Silvio Berlusconi para conquistar los bastiones “rojos” y presumir de liderar el partido más votado del país, la Liga, como demostraron las elecciones europeas, en las que quedó en primer lugar con 34,3 % de las papeletas. Su triunfo en Emilia-Romagna supondría un duro revés para el progresismo y, por ende, para el Ejecutivo.
FF/VTactual.com
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