El pasado martes se realizaron las elecciones generales de Israel, donde está en juego no solo la política interna y externa del país, sino también la carrera del que hasta ahora está fungiendo como primer ministro, Benjamín Netanyahu.
Netanyahu, busca repetir su hazaña y obtener su quinto mandato, sin nada nuevo que ofrecer frente a dos de sus ministros que están optando también por el puesto.

En unas elecciones atípicas para un electorado israelí, que está cansado de lo mismo, los candidatos no desperdiciaron sus últimas horas para hacer campaña tanto en la calle como en las redes sociales para animar al pueblo a acudir a las urnas.
Las encuestas dan como principal ganador a los partidos de derecha; Likud, Nueva Derecha, Zehut, la Unión de Partidos de Derechas y las formaciones ultraortodoxas, asegurando también que no habrá margen suficiente para formar una coalición.
Cerca de medio millón de israelíes no sabe por quien votar, por lo que se prevé que lo decida en el último momento. Según el periodista Mor Shimoni “muchos de los indecisos están dudando entre los dos grandes partidos, Likud o Azul y Blanco, y algunos siguen dudando e incluso están considerando no votar”.
XC