Ecuador podría retirar la condición de asilado al fundador de Wikileaks, Julian Assange, si el periodista continúa incumpliendo los acuerdos establecidos con el Gobierno de ese país, sobre todo en lo que se refiere a no inmiscuirse en asuntos internos de la nación latinoamericana.
Así lo expresó el canciller de Ecuador José Valencia, quien recordó que «el Estado tiene la facultad de otorgar y de revisar los asilos diplomáticos cuando lo desee. Por lo tanto podemos realizar aquellas investigaciones que creamos pertinentes para cada caso».
Sin embargo, Assange aseguró que las gestiones del gobierno ecuatoriano corresponden a una persecución en su contra y que se encuentra en riesgo de asesinato a pesar de residir dentro de la sede diplomática de ese país en Londres, a donde han intentado ingresar para acabar con su vida.

En sus declaraciones, Assange también condenó que las autoridades británicas hayan gastado más de 20 millones de dólares en el asedio a la Embajada de Ecuador, que incluye espionaje en su contra y en detrimento de sus visitantes.
El ciudadano ecuatoriano de origen australiano ha sido considerado por el presidente Lenín Moreno como una piedra en el zapato para la diplomacia del país, por lo que -como lo hizo en una oportunidad el expresidente Rafael Correa- decidió cortar sus comunicaciones el año pasado, hasta llegar a imponer un protocolo de comportamiento en el mes de octubre con el que regulan incluso sus hábitos de higiene.
Aún y cuando Ecuador llegara a retirarle la condición de asilo a Assange, el Estado seguirá estando obligado a brindarle ante las eventuales pretensiones de otros países de someterlo a cadena perpetua o condenarlo a muerte, castigos que no están reconocidos por la ley ecuatoriana.
Aunque el canciller Valencia señaló que si le retiran el asilo a Assange este sólo enfrentaría una breve condena de seis meses en Reino Unido por violar su libertad condicional, el periodista asegura que EEUU no le perdonará el costo de las filtraciones y no descansará hasta acabar con él.
ARG