Depreciación de 50 por ciento del peso argentino frente al dólar, inflación proyectada entre 45% y 50% para el cierre de 2018, aumento de la pobreza, el desempleo y una contracción económica prevista de 2,6% para este año son algunos de los fatales indicadores económicos que reciben este sábado a los representantes de las naciones miembros del G-20.
El presidente Mauricio Macri, que solicitó recientemente un auxilio al Fondo Monetario Internacional de 56 mil millones de dólares (el más alto en la historia del organismo), enfrenta junto a la crisis económica un estallido social que deberá compartir durante varios días con sus homólogos.
El Jefe de Estado, que asumió su cargo en 2015, abrió el mercado de cambios, eliminó el subsidio de los servicios básicos y emprendió recortes en la administración pública, medidas que junto a la caída en las exportaciones de cereales por la sequía han generado la debacle de la economía argentina.
A tan solo horas del evento, continúan realizándose multitudinarias protestas en la ciudad de Buenos Aires, en contra de las medidas tomadas por Macri para paliar la crisis, la mayoría de las cuales van en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos.
Apostados en la famosa avenida 9 de julio, exigen también la ampliación de los programas de emergencia social y alimentaria que ayuden a los más vulnerables a afrontar la grave situación que atraviesa el país. El próximo viernes se espera una nueva movilización, esta vez en contra del G-20, que tendrá como punto de llegada la sede del Congreso de ese país.
ARG
Organización Mundial del Comercio: la próxima víctima del G-20