Las noticias no paran en España, específicamente en Cataluña, con un Barcelona FC que vive al borde de una nueva crisis.
No son pocos los casos de grandes jugadores que han salido por la puerta de atrás del conjunto catalán, con problemas con algún entrenador o enfrentados con la directiva. Ejemplos sobran: Johan Cruyff, Maradona, Ronaldo (el original), Romario y Ronaldinho, por solo nombrar a los más conocidos.
¿Y Messi?
El argentino es el jugador más determinante en la historia del equipo, posee una gran cantidad de registros históricos en el club, ha pasado casi toda su vida en Barcelona (desde los 12 años) y su familia es feliz en la ciudad condal. No debería tener razón alguna para pensar en marcharse… ¿O sí?
Todo comenzó hace 3 años cuando el PSG llegó a Barcelona con 222 millones de euros y se llevó a Neymar, a partir de ese momento comenzó una espiral de problemas que no cesa y que ha llevado al mejor jugador del mundo (Messi) a pensarse su futuro.
Deportivamente, la salida de Neymar fue una catástrofe, el equipo no ha ganado una Champions desde el 2015, pero lo peor no fue eso. El dinero que ingresó por el brasileño se malgastó en dos fichajes que entrarán a la historia como dos de los peores: Coutinho y Dembelé.
Los problemas se acrecentaron en esta temporada 2019-2020. Messi pidió la vuelta de Neymar y el club ya había contratado al francés Antoine Griezmann (un jugador que se desempeña en la misma posición que Messi), el brasileño nunca regresó y como era de esperarse Griezmann y el argentino no han tenido mucha química en la cancha… Resultado: otra campaña difícil para el Barcelona (especialmente en Champions).
En enero de este año con un equipo jugando a nada y eliminado de la Copa del Rey en semifinales, Eric Abidal (representante de la directiva) viaja hasta Catar para convencer a Xavi Hernandez de tomar el puesto de entrenador. Un irrespeto total al DT de ese momento Ernesto Valverde quien días después es despedido ante la sorpresa de los propios jugadores.
La forma como actuó la junta directiva en este caso no gustó a los jugadores y mucho menos las palabras de Abidal quien dejó caer en una entrevista que fueron ellos los culpables de la destitución de Valverde. Messi como capitán del equipo respondió en sus redes sociales: “Debería dar nombres porque sino se nos está ensuciando a todos y alimentando cosas que se dicen y no son ciertas”
La guerra entre jugadores y directiva se hizo pública.
En febrero se dio a conocer una investigación periodística de la cadena española Ser en la cual se develó la existencia de cuentas en la redes sociales, pagadas por la directiva del Barcelona a la empresa I3 Ventures, desde donde se atacaban a los propios jugadores del equipo (Messi, Piqué, la esposa de Messi), exentrenadores y personas críticas al presidente Bartomeu.
El presidente salió al paso y declaró que la empresa fue contratada para monitorear las redes sociales, no para atacar a los jugadores.
Actualmente hay una investigación interna que determinará el papel que jugó cada quien en este absurdo de las redes sociales.
Los problemas no terminan aquí. En plena crisis del coronavirus, el club les plantea a los jugadores hacer una rebaja salarial y se realizan los contactos pertinentes con los capitanes del equipo.
Ante la demora en dar una respuesta se cuela en los medios que varios jugadores no estaban dispuestos a rebajarse el sueldo, cosa que cayó muy mal en el seno de la plantilla y tuvo que salir de nuevo Messi a responder en sus redes sociales: “No deja de sorprendernos que desde dentro del club hubiera quien tratara de ponernos bajo la lupa e intentara sumarnos presión. La rebaja fue algo que siempre tuvimos claro que haríamos”
Días después de esto se desata una guerra entre el presidente Bartomeu y 6 miembros de la junta directiva, incluyendo al vicepresidente Emili Rousaud, quienes presentan su dimisión y solicitan un adelanto de las elecciones en el club.
Para desviar la atención, los medios afines al presidente han comenzado una campaña asegurando que el Barcelona irá por los fichajes de Neymar y el argentino Lautaro Martínez para la próxima temporada (dos jugadores del agrado de Messi). El pequeño detalle es que el equipo no posee el dinero suficiente para acometer ambas transacciones o por lo menos una de ellas.
Messi posee una cláusula en su contrato la cual señala que puede dejar el equipo cuando lo crea conveniente, siempre que lo notifique al final de la temporada.
Con un presidente pendiente de una investigación por corrupción, un club sin dinero para realizar fichajes de renombre, un equipo que no tiene la calidad suficiente para competir en Europa y entrando con 33 años en la última etapa de su carrera, no extrañaría que Messi tome una decisión que podría dejar a más de uno sorprendido.
Messi debe estar en estos momentos planteándose cómo será su futuro en Barcelona, o el futuro del presidente Bartomeu… Si es que lo hay.
JUNIOR CORDERO/ VTactual.com
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