Aunque podía verse desde principios de agosto, la lluvia de estrellas más famosa del año -las Perseidas- llegó a su máximo esplendor las noches del 11 y 12.

Las Perseidas también reciben el nombre popular de Lágrimas de San Lorenzo por la proximidad de su máximo de actividad al 10 de agosto, día de la festividad del mártir español.
Como cada año, el ingrediente más importante para ver la lluvia de estrellas fue la paciencia.
Las lluvias de estrellas se producen cuando la traza de partículas de polvo y rocas que dejan los cometas en su órbita alrededor del Sol entran en la atmósfera de la Tierra y se volatilizan produciendo un efecto luminoso: los meteoros.

La mayoría de los meteoros que vemos son tan pequeñas como un grano de arena y cuando se cruzan con nuestro planeta impactan contra la atmósfera a una velocidad de más de 210 mil kilómetros por hora.


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