Existe un sector de la oposición venezolana que es protagonista de la violencia política que actualmente vive la sociedad de este país. Tal sector ha sido el responsable de actos terroristas y vandálicos como el incendio de instalaciones públicas y privadas, daño de bienes públicos, tranca de vías, agresiones a efectivos de seguridad e incluso el asesinato de varios venezolanos.
Este sector es extremista y terrorista, ya que usan el terror como arma política para incentivar el descontento popular, la ingobernabilidad, el caos y la zozobra. El único objetivo de este grupo es derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, elegido democráticamente en 2013, y cuyo mandato termina en 2019.
Estos extremistas, que incluye también a varios dirigentes de la oposición venezolana, no han presentado ninguna agenda de solución de problemas para el país. De hecho, tienen muchas similitudes con los militantes de la ultraderecha ucraniana, al arroparse bajo el manto del fascismo para justificar su lucha contra el chavismo, la izquierda e incluso, contra todos aquellos que no se sumen a sus violentos métodos antidemocráticos.