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Encontrarnos en África

Si buscamos en la web por qué África no es noticia, no encontramos respuestas. Más bien nos explican, por qué se convierte –eventualmente- en noticia para América Latina. Es un verdadero contrasentido: compartimos, en esencia, la raíz. Hugo Chávez lo resumió de manera magistral en una frase:

“Trajeron a los hermanos negros del África, los trajeron amarrados y esclavos. Luego fueron echando raíces en esta tierra, hasta que llego la Independencia, llegó la revolución, llegó la Guerra Federal, se hicieron libres y hoy en ésta tierra vive una importante población de afrodescendientes«.

Prejuicios

Seguramente arrancará muchas risas enterarse que muchos creen que África es un país y no un Continente. El propio ministro británico de relaciones exteriores Boris Johnson, confundió a África con un país, durante un congreso anual del partido conservador. “La esperanza de vida en África ha aumentado asombrosamente tras la entrada de este país al sistema económico global”, dijo el influyente político que condujo el “brexit”.

África es el tercer continente en extensión (superado por América y Asia). Reúne a 55 países, más de mil millones de habitantes con múltiples lenguas, culturas y etnias. Es cierto que hay hermosas y extensas sabanas, selvas y una fauna salvaje asombrosa, pero también ciudades populosas. En Lagos, una ciudad portuaria ubicada en las costas de Nigeria, por ejemplo, habitan 13 millones de personas. Para ofrecer un patrón de comparación sobre la densidad poblacional de esta ciudad, nos basta con decir que en la ciudad de Nueva York viven 8 millones de personas.

Desde 2008, el 39% de la población africana vive en ciudades, y este índice está aumentando rápidamente
Desde 2008, el 39% de la población africana vive en ciudades, y este índice está aumentando rápidamente

“Cansados de responder a preguntas ridículas como «¿hablas africano?» o «¿cuál es la bandera de África?», un grupo de estudiantes africanos en EE.UU. lanzaron una campaña fotográfica en un intento por disipar conceptos erróneos acerca del continente.”

Las imágenes revocaban mitos tan arraigados como el que los “africanos necesitan ser salvados” o que “es una tierra de enfermedades”.

El tuit por el que Justine Sacco será tristemente célebre y un símbolo del racismo
El tuit por el que Justine Sacco será tristemente célebre y un símbolo del racismo

En el año 2013, la directora de Comunicaciones de la empresa de Internet ‘InterActiveCorp’ (IAC), Justine Sacco, se disponía a pasar unas largas vacaciones en Sudáfrica. En el avión, que cubría la ruta Londres – Cabo Verde, sacó su teléfono para compartir un mensaje: «Rumbo a África. Espero que no pesque el sida. Es broma. ¡Soy blanca!». Doce horas después se enteró que la mitad del mundo le escribía condenando el mensaje. Inmediatamente después fue despedida.

Otro estereotipo muy difundido sobre África vincula a la masculinidad en el Continente con la violencia. Un grupo de jóvenes africanos unidos en la Organización sin fines de lucro Mama Hope, ha querido derrumbar el mito con las siguiente producción audiovisual.

 

Desigualdad

África es el continente más desigual del mundo. La mayoría de los territorios de África son abundantes en recursos naturales pero la población es mayoritariamente pobre.

Entre noviembre de 1884 y febrero de 1885, se celebró la Conferencia de Berlín: Francia, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica, España, Italia y Portugal dividieron a África a capricho, quedándose con los yacimientos y riquezas naturales del Continente.

Francia se quedó con los territorios que conforman Níger, Mali, Mauritania, Senegal, Marruecos, Argelia… Gran Bretaña se devoró una franja de territorio que va desde Egipto hasta Sudáfrica, y de un lado y otro Alemania y Portugal mantuvieron colonias en Camerún, Ruanda y África Suroccidental (Namibia). Mozambique y Angola quedaron para los portugueses y, Leopoldo II de Bégica montó su finca particular en el llamado Congo Belga en el que murieron entre 5 y 10 millones de personas extrayendo minerales.

Estas colonias que expoliaron las riquezas de los africanos se mantuvieron hasta después de la segunda guerra mundial cuando se inició el proceso de descolonización (no grato y de mucha lucha) que se extendió hasta los 70, cuando recuperaron su independencia 50 países. De la colonia se avanzó hacia la nacionalización de los yacimientos de petróleo y carbón, convirtiéndose en proveedores de ambos productos para las potencias: ¿pagarían estas por lo que antes recibían gratis por la vía del robo y saqueo? Pues no.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se inventaron el Servicio de Ajuste Estructural para “reducir” la deuda de los Países muy pobres endeudados. Así, para recibir tan «anhelados beneficios», los países africanos se verían obligados a sacrificar su soberanía económica dejando las decisiones a los organismos internacionales y, también -off course- privatizar sus recursos naturales.

El expolio vendió sus ideas fuertes: los africanos no saben administrar sus recursos naturales y como no lo saben, es mejor que dejen el asunto en manos de “expertos”: las trasnacionales.

¿Quién tiene el timón?

En los últimos años se reporta una oleada creciente de inversiones extranjeras en el Continente africano, sobretodo relacionadas con el sector energético y la minería. También se han incrementado las exportaciones de materia prima.

Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (si, los del saqueo) son más que positivas y apuntan a que dentro de África están 11 de las 20 economías de mayor crecimiento mundial hasta 2017.

Mientras tanto, más del 50% de los africanos vive con menos de 1,25$ por día. De los 50 países más pobres del mundo, 38 son africanos. De cada 10 niños subsaharianos, entre 5 y 17 años, dos de ellos están trabajando. La cifra engloba a 59 millones de niños. 5 millones hacen trabajos peligrosos, como la minería. Aunque no se sabe a ciencia cierta cuántos niños trabajan en minas subterráneas, se calcula que en Zimbabue hay unos 6 mil y, en Sierra Leona, otros mil 200.

La pregunta es: ¿a dónde va la riqueza que tanto aplaude el FMI? A las grandes corporaciones trasnacionales.

Según David Fig, Presidente de Biowatch South Africa, “al analizar la inversión extranjera directa en virtud de los nuevos proyectos iniciados en África desde 2007 se observa que los 20 países más ricos todavía acaparan el 80% del total. Los inversores tradicionales se mantienen, incluyendo a EEUU, los países de la UE, Japón, Canadá y Australia…Los nuevos inversores son China e India”.

Dinero y armas

Esa oleada de “nuevos proyectos” tuvo un impacto en el despliegue militar de los Estados Unidos. El 1 de octubre del 2007, Estados Unidos estableció una unidad militar que estaría, en principio, adscrita al mando unificado norteamericano en Europa. Sin embargo, el 30 de septiembre del 2008 pasó a ser una unidad autónoma que Barack Obama, el Premio Nobel de la Paz, expandió.

Un año más tarde, el primer presidente afrodescendiente de los Estados Unidos ofrecía un discurso en Ghana:

“América (O sea, Estados Unidos) no tratará de imponer ningún sistema de gobierno a ninguna otra nación» ya que «la verdad esencial de la democracia es que cada nación determina su propio destino”.

El 19 de marzo del 2011, el Africom realizó la Operación Odissey Dawn, el inicio de la agresión militar que derrocó a Gaddafi, destrozando al país con los mejores índices de desarrollo del Continente. Lo que pocos dicen es que Gaddafi contaba con unas inmensas reservas internacionales y planeaba destinar una porción importante de ellas para el desarrollo de la región a través de la Unión Africana, con el objetivo de librar al Continente de las fauces del FMI.

El AfriCom mantiene fuerzas militares en el Continente. En Yibuti tienen unos 2000 hombres que realizan operaciones (muchas de ellas secretas) en varios países. Naves de guerra de Estados Unidos se despliegan por los mares cercanos. Sus puertos predilectos son los de África Occidental donde abunda petróleo.

LCM

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