Muchos creen que llegar a Europa como inmigrante te garantizará respeto y buenas costumbres, por la imposición cultural que se ha querido reflejar desde ese continente, sin embargo migrar hacia Europa es sinónimo de abusos, violaciones a los derechos humanos y explotación laboral.
En un estudio realizado por la UNICEF en 2019 se entrevistaron a 122 personas, 82 mujeres y 40 niños, los menores entre 10 y 17 años provenían de 11 países diferentes que buscaban refugiarse en Europa.
El 75% de los niños entrevistados dijeron que habían sufrido violencia, acoso o abusos por parte de los adultos mientras buscaban llegar a los países de la Unión Europea. Casi la mitad de las mujeres entrevistadas fue abusada sexualmente durante la travesía. Entre las razones para no denunciar estos abusos mencionaron el deshonor, el miedo a ser arrestadas y el temor a ser deportadas.
La explotación laboral
César Becerra, un venezolano que llegó a España hace dos años cuenta como ha sido víctima de la violación a sus derechos humanos por parte de españoles que creen que esa es la forma correcta de tratar a los inmigrantes.
«Los países de la Unión Europea no es el espacio de respeto a los derechos humanos que uno cree, ni es lo que se ve en las películas. Llegué en octubre de 2018 y empecé a trabajar en el restaurante Kechua, en la calle Abada de Madrid. El sueldo eran 1.050,00 euros al mes por trabajar 14 horas al día y a mi me pagaban 697,00 por ser inmigrante y no tener permiso de trabajo. Apenas tenía 15 días de haber llegado a ese país fui contratado como ayudante de cocina, pero hacía labores de limpieza y mantenimiento; además sufría constantes maltratos por parte del dueño del restaurante, me decía siempre que tenía que agradecer el empleo», explica Becerra a través de una entrevista vía Skype realizada por VTactual.
«Un día le pregunté a mi jefe por qué no me trataba como a los otros trabajadores, ya que el maltrato verbal hacia mi era constante. A los demás empleados no los gritaba, además todos iban surgiendo menos yo. Me dijo que yo no era como ellos y tampoco tenía otra opción. Por necesidad trabajé un año en ese lugar y de los 12 meses que trabajé me dejaron de pagar tres meses, simplemente no me pagaban y no había respuesta. A veces quedaba comida en la cocina y la repartían entre los trabajadores, menos a mi».
El camino peligroso
Un relato recogido por la BBC de Londres en 2018, describe el caso de Jon Alaoui, un joven de 15 años que partió desde Nigeria sin ninguna compañía hacia Libia, con el objetivo de embarcarse hacia Italia.
«Cuando alguien muere en el desierto, arrojan su cuerpo a un lado y eso es todo». Su testimonio fue recogido en el informe «Un viaje mortal para los niños. La ruta migratoria del Mediterráneo Central» publicado por UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia.
«En Nigeria está Boko Haram, está la muerte. Yo no quería morir. Tenía miedo. Mi viaje entre Nigeria y Libia fue horrible y peligroso», explica Jon.
Hace siete meses que Jon, de 15 años, permanece en un campo de detención en Libia.
«Aquí nos tratan como pollos, nos golpean, no nos dan ni agua ni comida decente. Nos acosan. Mucha gente muere aquí y nadie se entera».
El frío ataca
Durante el invierno de Grecia muchos migrantes murieron a causa de la ola de frío que afectaba a las calles, un testimonio reseñado por Telesur en 2019, refleja el caso de Romanad Demetriou, una migrante de África que asegura que durante la temporada de frío murieron frente a ella 40 personas en un refugio de las islas del mar Egeo.
«El gobierno debía trasladar a los migrantes que están en las calles y refugios a casas prefabricadas y tiendas con calefacción, eso nos había dicho el portavoz del comité de crisis del gobierno en las islas pero no fue así y casi mil personas quedamos en la calle en tiendas de campaña. Mi caso desencadenó en una neumonía que no he podido curarme porque los migrantes no tenemos derecho al servicio médico.
El hacinamiento y la grave falta de preparación para el invierno crea peligrosos riesgos de salud y seguridad para la gente que estamos en las calles producto de la falta de garantías para los migrantes», relató.
Narkys Blanco/VTactual.com