Como toda película hollywoodense que sólo busca ser éxito de taquilla, muy a pesar de lo mala que pueda ser su trama, persiste la puesta en escena de la oposición venezolana, por medio de sus principales voceros, pidiendo a gritos una intervención extranjera tratando de llamar la atención de sus súper amigos en el exterior a como dé lugar.
Para ese libreto, sus guionistas se han encargado de definir muy bien el perfil del archi-villano de su historieta, uno que casi de manera omnipresente, y como si tuviera una fuerza superior, supuestamente puede materializarse y personificarse en múltiples formas como un solo ente y con un único nombre que acumula e inspira el más primitivo terror: «Los Colectivos».
En los últimos días el país ha vivido momentos de tensión en algunas zonas, específicamente en algunos pocos focos de violencia, si tomamos en cuenta la proporción y la extensión del territorio venezolano que es mucho más amplio que estos urbanismos o municipios; además de las recientes movilizaciones, de lado y lado, que han tenido como denominador común la paz -salvo contadas excepciones-.
La cuestión es que, detrás de toda esta convulsión, hay un plan real para desestabilizar a la sociedad, ergo generar las condiciones para derrocar al Gobierno Bolivariano, constitucionalmente electo, por vías de una insurrección no tan popular, puesto que son varios los elementos que se tienen que conjugar para que esto suceda; entre ellos: convocar y movilizar al pueblo.
Esto no es nada fácil para la oposición venezolana, pero la operación de guerra psicológica es fuerte y no para. El discurso es claro dentro del sector de la derecha y ante cualquier novedad, ataque o movimiento brusco, sale cualquiera de sus voceros y señala irresponsablemente ¿A quién? Pues sí, ¡han adivinado!, a los demonizados “colectivos chavistas” señalándolos de la autoría de cualquier alteración del cosmos.
Si pasa una mosca ¡fueron los colectivos!; si te pica un zancudo ¡fueron los colectivos!; si llueve ¡fueron los colectivos!; si lanzan la madre de todas las bombas en el otro extremo del planeta, también ¡fueron los colectivos!. Pero no es sólo eso, al culpabilizar a «estos despreciables seres» están responsabilizando directamente de todo mal al chavismo y al presidente Nicolás Maduro.
Y ese sí es el objetivo principal: Neurotizar cada vez más a la población para que siga canalizando sus miedos y sus temores convirtiéndolos en odio, rabia y frustración que sirvam para utilizarlas a favor de los sectores más reaccionarios de la oposición.
¿Quieren ver claros ejemplos de estas técnicas llevadas a cabo por sus mismos actores?
Para muestra un botón
Una de las más recientes incursiones en el escenario la tiene el diputado opositor del partido Voluntad Popular, Freddy Guevara, quien muy “alegremente” bajo el manto de su inmunidad parlamentaria salió -inmediatamente luego conocerse una situación delicada en el sector El Valle de Caracas, a eso de las 10 de la noche del 20 de abril- a señalar al Presidente Maduro como responsable de “sus locos; paren la ola de terror nocturna”, dijo Guevara.
En clara referencia a los actos terroristas, y sin ningún tipo de pruebas que sustenten tal afirmación, este parlamentario hace uso de las redes sociales para incidir, de manera negativa, en la opinión pública con respecto a un hecho que estaba en pleno desarrollo pero que ya él (Guevara), a priori, lo juzgaba so pena de sus claras intenciones de crear y sustentar el repetido argumento sobre “Los Colectivos”.
Similar caso sucedió con una respuesta a un tuit publicado por la Canciller de la República, Delcy Rodríguez, que denunciaba ante la comunidad internacional el ataque a un centro de atención médica materno-infantil, por parte de grupos armados contratados, ante la cual un prófugo de la justicia como Carlos Vecchio sale al paso con una falacia.
El sustento falaz del opositor fue el anuncio hecho por el Primer Mandatario Nacional cuando aprobó los recursos para el abastecimiento de la Milicia Bolivariana con 500 mil fusiles para la defensa de la Patria y con lo cual este asocia a «los colectivos del terror», de manera inmediata, señalándolos ser los responsables de la grave situación ocurrida en El Valle.
De igual forma sucedió con los trágicos y deplorables hechos terroristas, ocurridos en Mérida recientemente, cuando un grupo de trabajadores de la gobernación del estado andino manifestaba su apoyo al proceso bolivariano y fue vilmente atacado con disparos desde las inmediaciones del lugar, presumible y más específicamente desde un edificio, dejando un saldo fatal de dos víctimas.
Acción con la cual, inmediatamente, por las redes sociales, los diferentes actores políticos de la oposición venezolana comenzaron a señalar, otra vez, a «los colectivos», en esa suerte de contrasentido que la gente pensante de la derecha llama «ataque» o «auto-ataque», que el chavismo supuestamente se hace, «atentando contra sus propios seguidores y partidarios del gobierno revolucionario».
Con esto queda demostrado, una vez más, que el guion de esta pésima película sigue dando protagonismo mediático al “boogieman” (el coco gringo) de «los colectivos» para proyectar internacionalmente una imagen negativa y vender la idea de que en Venezuela vivimos aterrorizados por «estos seres del más allá y del más acá», cuando en realidad los terroristas son otros.
Transposición Nazi dirán algunos.
LM