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Dos Españas y una Feria de abril

Más de 3 millones 600 mil visitantes y alrededor de 830 millones de euros de impacto económico serían los números que dejó la Feria de Abril de Sevilla en su edición 2018, según el ayuntamiento de la ciudad española.

“Ha sido una gran feria con unos números que demuestran que el modelo ya está consolidado», aseguró al respecto Juan Carlos Cabrera, concejal de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores de la localidad andaluza, quien también considera importante la capacidad de evento de atraer visitantes desde fuera de Sevilla.

De la cifra de asistentes, cerca de 800 mil fueron registrados en la entrada principal, y desde el mismo ayuntamiento han indicado que no solo la participación sino “todos los indicadores de asistencia y de funcionamiento de la Feria han sido iguales o incluso superiores a los de la edición del pasado año”.

Hoteles abarrotados con un promedio de 80 reservaciones diarias, más de 36 mil vehículos se aparcaron en la zona durante la semana que duró el evento, aunque esto sí significó un bajón de 1,3% con respecto a 2017.

Tal despliegue, aunque pareciera beneficioso, trajo consigo también 1 millón 644 mil 710 kilogramos de residuos, un 2,4% más que el año pasado. Más que turismo, entonces, el encuentro ha producido toneladas de basura.

Ya terminada la Feria, un incendio acabó con dos de las casetas dispuestas en la Real de la Feria, recinto utilizado  históricamente para la celebración, que se lleva a cabo cada año un par de semanas después de la Semana Santa.

Por fortuna, el incidente no dejó daños más que en la infraestructura y no hubo víctimas que lamentar. Para ese momento, ya el domingo, los fuegos artificiales con los que celebraron el final de la cita ya estaban solo en el recuerdo de los presentes.

Las dos Españas durante la Feria

Mientras Sevilla se dedicaba al derroche (la feria se dio entre el 15 y 21 de abril), en España ocurrían otras cosas, menos «agradables»:

Por ejemplo, el día 19 salió a la luz una investigación del parlamento de Reino Unido que desmiente completamente la supuesta intervención rusa, los «bots» en redes sociales y el propio Julian Assange en el tema Cataluña.

Específicamente, David Alandete, director del diario El País, había presentado un informe asegurando que los antes mencionados habrían alentado una campaña de desinformación de cara al referendo soberanista realizado en 2017.

El miércoles 16, en la capital española se jugó el partido final de la Copa del Rey de fútbol, entre el Barcelona y el Sevilla; y la actitud policial hacia los catalanes fue ampliamente cuestionada.

Los hacían quitarse prendas de color amarillo, banderas catalanas y demás, «para disminuir el riesgo de violencia», según más adelante aseguraron fuentes del Ministerio de Interior.

Esa misma semana se cuestionaba también la participación de España como apoyo a los bombardeos efectuados por Estados Unidos contra Siria, la noche del viernes 13. No solo fue que el presidente Mariano Rajoy declarara que se trató de un ataque «legítimo».

También en España, la del derroche de la Feria sevillana, durante 2017 se produjeron alrededor de 100 desahucios diarios por falta de pagos en los alquileres de viviendas, según se dio a conocer en marzo de 2018.

Según ese mismo reporte, un total de 22 mil 330 familias o particulares perdieron sus casas via desahucio por no cumplir con los pagos de sus hipotecas, y aunque esa cifra representa una leve disminución con respecto al curso anterior, no deja de ser un número alarmante.

En definitiva, España tiene dos caras: la turística, la de los lujos, los grandes deportistas y personas famosas o encuentros gigantescos como la Feria de Sevilla; pero por el otro lado, en el país europeo está todo lo mencionado anteriormente y más.

¿Será que las cifras récord y la atención mediática a un evento de tal magnitud sirven para que las autoridades tapen lo que ocurre en una nación que se vende como estable económica y políticamente?

JI

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