La respuesta del gobierno de EE.UU. ante el paso del huracán María por las tierras puertorriqueñas no ha sido la esperada. Trump ha autorizado el embarque de 4.400 soldados a la isla para «controlar la situación» pero dándole un tratamiento como si fuese una «zona de combate».
El parlamento democrático y las gobernaciones de la isla no han hecho esperar su crítica. Ante la situación catastrófica la respuesta ha sido una militarización para establecer el «orden» más que acelerar la activación inmediata de los servicios básicos que los habitantes necesitan con urgencia en las últimas semanas.
Los críticos sostienen que la isla no está recibiendo la respuesta que un «Estado libre Asociado» de EE.UU merece, dejando en claro la categoría de ciudadanos «de segunda» a la que son relegados los habitantes de la isla centroamericana.
El Comando Norte de las Fuerzas Armadas de EE.UU. indicó que Jeffrey Buchanan será el militar al frente de las operaciones, el mismo que estuvo al frente tras el paso del huracán Katrina en el año 2005, donde la población más afectada fue la afroamericana luego de un toque de queda que tuvo como resultado el sufrimiento ante la brutalidad de las tropas al mando de este general.
Con este pasado a cuestas, miles de soldados arriban a la isla donde la mayoría de los habitantes no tiene agua ni energía eléctrica, alimentos, combustible ni atención sanitaria y donde su gobernador ha dejado clara la situación de crisis humanitaria que sufre el país. Se espera que la ayuda sea inmediata y la orden de una ocupación militar no se trate de otra operación de control.
KH