InicioOPINIÓN Y ANÁLISISConvirtiendo flechas en flores. Parte IV: La cuarentena femenina

Convirtiendo flechas en flores. Parte IV: La cuarentena femenina

Por Dr. Roger Garcés

Psicólogo

Desde el punto de vista de la llamada “Psicología profunda” existen dos conceptos fundamentales. El Principio Masculino,  que Jung llamó: Ánimus, y el Principio Femenino, que llamó: Ánima.

Lo masculino es lo analítico, lo directo, lo luminoso, lo caliente, implica movimiento, es la acción de engendrar, de penetrar, la capacidad de explorar el mundo y de ir en busca de lo que se quiere. Es la iniciativa, la lógica, la mente.

Lo femenino en cambio es lo intuitivo, lo oscuro, lo frio, lo sinuoso, es la capacidad de entrega y de receptividad, la ternura, fecundidad, contemplación e intuición. El cuerpo frente al espíritu.

Podríamos hablar mucho acerca de estos dos principios pero bástenos saber que en estos momentos de cuarentena, es lo femenino quien toma lugar en nuestras vidas en un trascendental cambio que han dado los tiempos.

Fue a la Psicóloga Marianicer Figueroa (@marianicer)  a la que le escuché decir que la cuarentena representaba el contacto con lo femenino. Decía Figueroa que la cuarentena era FEMENINA ya que volver a la casa, de alguna manera significa volver al “Útero” materno, al resguardo, a la protección. Le doy el crédito a Marianicer por darme la idea que quiero desarrollar hoy.

Pues bien, como quiera que esta cuarentena representa el contacto con lo FEMENINO, entonces tenemos que asumir una posición FEMENINA para afrontar la cuarentena y poder  descubrir todos los tesoros que de seguro nos va a dar. Pero hay que mirar con ojos femeninos para poder encontrarlos.

Hemos visto la avalancha de memes haciendo chistes acerca de la cuarentena, leemos por las redes sociales miles de recomendaciones acerca de qué cosas hacer, desde hacer un recorrido virtual al Museo del Prado, hasta resolver acertijos, pasando por los chistes de los que se entretienen contando granos de arroz, el trasfondo de esto es que no sabemos qué hacer con el tiempo. Y es que estamos viendo el problema del tiempo de sobra con los ojos MASCULINOS, lo estamos analizando con la mente MASCULINA que es analítica, precisa, directa, como una computadora.

La mente femenina es más bien como una artista que se queda absorta mirando el cuadro que está pintando hasta que la intuición, o vaya Ud. a  saber cuál proceso, le diga que tiene que dar una pincelada azul más intensa en esa área donde todavía no ha visto a la distancia y no sabe todavía qué es, porque es la pintura la que se hace a sí misma, pero que es esa pincelada la que “reclama” estar ahí. Los artistas saben de qué hablo. Pues bien, se nos implica a mirar la cuarentena con ojos de artista.

El principio femenino tiene muchas características, pero en este momento vamos a detenernos en una: El principio femenino recibe.

Recibe.

Nada más, recibe.

No tiene que empeñarse en producir ni en hacer una industriosa planificación generando resultados concretos. Por eso tal vez se nos hace el tiempo interminable, por eso tenemos la tendencia contar los granitos de arroz  (“contar” como lo hace una computadora o la mente masculina), porque estamos asumiendo el estar en la casa desde la óptica masculina. Nos quedamos en casa, pero creemos que es como ir de cacería (Principio Masculino) que es lo que hacemos todos los días cuando salimos a la calle a trabajar.  Por eso como buenos cazadores estamos pendientes del Whats app o del Facebook, o de las noticias, y seguimos volcados hacia afuera… buscando… cazando.

Repito

Lo femenino recibe. Nada más.

Aunque nuestra mente es principalmente masculina podemos usar esa capacidad receptiva en una parte del día en que estemos en casa. Digamos que unos 20 minutos.

Si, sabemos que es difícil ponerse en actitud receptiva pero podemos entrenarnos en esta tarea que ya representa uno de los tesoros que podemos encontrar en esta cuarentena femenina.

Cuando aprendemos a recibir decimos como Picasso: “Yo no busco, yo encuentro”.  Cuando tenemos una actitud receptiva las soluciones nos vienen más fluidamente. Cuando sabemos recibir nos regocijamos de las miles de maravillas que segundo a segundo pasan en nuestra vida. Podemos saborear la mirada de nuestra pareja al pasar, o el cariño de nuestro hijo cuando nos mira de reojo, o disfrutar estos días tan verdaderamente hermosos que están apareciendo antes nuestros ojos producto de la disminución de la contaminación, o degustar aquella canción que tanto nos gusta y que nunca tenemos tiempo de  escuchar.

Y aunque la pongamos en nuestro aparato de sonido, no la escuchamos porque estamos contestando los mensajes en el celular. “Alma no trates de ser inmortal, conténtate con tratar de agotar cada segundo” escribía Píndaro, y eso es lo que vamos a aprender con la receptividad. ¡Vamos a aprender a vivir!

¿Qué tal si vamos acostumbrando la mente a recibir?

Podemos comenzar con un ejercicio de relajación. Nos acostamos en una superficie sólida como el piso sobre un mat o un paño grueso y procedemos a hacer una relajación. Vamos imaginando que relajamos todos los músculos de nuestro cuerpo y a cada relajación de un grupo muscular ponemos nuestra atención en la respiración.

Haga este ejercicio dos veces al día. Una en la mañana al despertarse y otra durante el resto del día cuando se sienta ansioso.

Comenzará a ver cómo su estado emocional se vuelve más quieto, más tranquilo, tendrá más control de sí mismo y durante estos períodos  podrá entregarse al dominio verdadero del Ser. La relajación es una puerta maravillosa al camino de la paz interior y representa todo un universo. Cuando comience a hacer relajación comenzará a tener más contacto con su cuerpo.

Si, con el cuerpo, ese que desestimamos diariamente y que lamentablemente nunca escuchamos, y podrá acceder a los miles de beneficios que reporta la relajación que van desde un alivio inmediato de la angustia, pasando por el control de la Tensión Arterial, mejorando la respuesta eréctil en los hombres, etc, etc. En verdad son muchísimos los beneficios que nos va a reportar la relajación, pero el principal, y para el que nos vamos a empezar a entrenar es a RECIBIR.

Nos quedamos quietos y desarrollamos la capacidad receptiva.

Fíjese en la gran paradoja que tenemos los humanos, nos la pasamos pidiendo a Dios o al Universo, pero no sabemos recibir.

Aprender a recibir es uno de los tesoros que la cuarentena femenina nos quiere entregar, pues vayamos gozosos a recibirlos y regocijémonos con la joya que se nos está por dar.

Aprendamos a recibir. Así no más, quietitos, tranquilos. En calma. En paz

Ya estamos convirtiendo flechas en flores, les dejo un audio para la relajación y les prometo que vendré con mayores tesoros, mañana recibiremos la paz a través de la meditación.

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