El intercambio de cierres de consulados entre China y EE.UU. se convirtió, el pasado viernes, en el más reciente capítulo de las crecientes tensiones entre los dos países.
De sus acusaciones Washington no ha podido dar pruebas, más allá de las encendidas declaraciones del secretario de Estado, Mike Pompeo, que van desde el espionaje, hasta la vulneración de la seguridad estadounidense o elementos injerencistas como que “el Partido Comunista Chino no debe determinar el futuro de China”.
En esta dinámica binacional, que en lugar de distenderse empeora cada día que pasa, ya parece no haber marcha atrás, toda vez que Pekín señala que la Casa Blanca ha estropeado la amistad entre los dos países.
Por ello, VTactual enumera siete grandes frentes de conflicto que determinan la relación diplomática de los dos gigantes y que ya permite hablar de una nueva Guerra Fría.
1. Espionaje
Oír la palabra evoca, inmediatamente al conflicto soviético-americano que determinó al mundo durante cinco décadas, entre 1945 y 1989.
En 2020, a 30 años del fin de la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética, el Departamento de Justicia estadounidense adereza el conflicto con China con el arresto de cuatro científicos a los que acusa de haber cometido fraude en sus trámites de visado, especialmente porque señala que nunca informaron que sirvieron al Ejército chino.
La más reciente detención de Juan Tang, exinvestigadora de la Universidad de California, quien llegó a estar refugiada en el consulado chino en San Francisco, y que hoy permanece en la cárcel principal del condado de Sacramento, da cuenta de la intervención del FBI, que informa haber encontrado entre sus pertenencias una foto de Tang en uniforme militar, específicamente de la Unidad Médica Militar de la Fuerza Aérea del país oriental.

De los otros tres investigadores chinos, EE.UU. destaca el “plan para mentir sobre su condición de miembros de las Fuerzas Militares de la República Popular de China, el Ejército Popular de Liberación (EPL), mientras realizaban investigaciones en Estados Unidos”.
Se trata de Xin Wang, quien ingresó al país el 26 de marzo de 2019 y resultó arrestado el pasado 7 de junio; mientras que las otras dos detenidas, el pasado 18 de julio, están identificadas como Chen Song y Kai Jai Zhao.
2. Cierre de consulados (y un tanto de espionaje)
Washington exigió el cierre del consulado chino en Houston (Texas) entre acusaciones de espionaje, al considerar que Pekín lo estaba usando para coordinar la llegada de estudiantes enviados por el Ejército Popular de Liberación para obtener conocimientos que le permitieran obtener una ventaja militar, y que allí se habían cometido fraudes con visados.

China niega las denuncias de EE.UU. y actúa en reciprocidad, al ordenar el cierre del consulado estadounidense de Chengdu, capital de la provincia de Sichuan.

3. El conflicto comercial
Las tensiones han ido creciendo en los últimos meses, pero la relación llevaba empeorando desde marzo de 2018. Entonces, #DonaldTrump decidió imponer aranceles a productos importados de China, al considerar que la balanza de intercambio entre ambos países estaba desequilibrada, lo que originó una guerra comercial que aún continúa, pese a la pandemia.

En enero, poco antes de la expansión de la COVID-19, se firmó la «primera fase» de un acuerdo para solventar el conflicto, pero el impacto mundial del coronavirus ha dificultado que China cumpla los compromisos adquiridos, lo que llevó a Trump a asegurar que ya ni estaba pensando en una «segunda fase».
4. Huawei (aderezado con espionaje)
Tal vez sea el hecho de que la tecnológica Huawei se le adelantó en el desarrollo de la plataforma de quinta generación de telefonía móvil a sus transnacionales tecnológicas, pero lo cierto es que la empresa china se halla en la «lista negra» de Washington, que la considera un peligro para su seguridad nacional por sospechas de sus vínculos con la inteligencia del país asiático, aunque la empresa asegura que no tienen fundamento.

Por lo pronto, EE.UU. y su campaña internacional contra la fabricante ha logrado éxito en Reino Unido, que prohibió a Huawei encargarse del despliegue de las redes de quinta generación (5G), y ha impuesto sanciones a la compañía que le han impedido, por ejemplo, utilizar cualquier servicio de Google –el sistema operativo Android, por ejemplo- en sus teléfonos inteligentes. Sigue España en el mapa de los aliados de la Casa Blanca a presionar.
5. Coronavirus
En su fallida gestión del Covid-19, EE.UU. se ha encargado de buscar un chivo expiatorio y ha visto en China el flanco débil que acusar para distraer la atención. Le señala de “ocultar el virus en sus primeras fases” y de controlar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a su favor.
Acto seguido, #DonaldTrump anunció la salida de EE.UU. de la OMS, aunque Pekín insiste en que avisó a tiempo y que el descontrol del coronavirus en la nación norteamericana, que ya suma más de 4 millones 186 mil casos y 147 mil 650 muertes, se debe precisamente a que ignoraron esas advertencias y a que gestionaron la emergencia sanitaria deficientemente.
6. Mar Meridional y otros ítems del conflicto (como el estratégico Hong Kong o los uigures)
Aunque China y Estados Unidos no hayan entrado en ningún conflicto militar directo y no parezca que vaya a producirse a corto plazo, las reclamaciones marítimas de Pekín sobre el mar de China Meridional han provocado una respuesta negativa de Washington, que no está dispuesto a ceder el control estratégico de la región del Pacífico.
Asimismo, siguen creciendo las tensiones entre China y Taiwán, ya que Pekín considera inevitable la reunificación con el resto del país de lo que considera una provincia rebelde, mientras que Estados Unidos, que la protege extraoficialmente ya que no tiene relaciones diplomáticas ‘de iure’ con Taipéi, continúa vendiendo armamento a la isla pese a las protestas chinas.

En el interín, aprovecha para calentar los ánimos en Hong Kong, desde que iniciaron las protestas en 2019; se atreve a inmiscuirse en los asuntos internos chinos al señalar que la Ley de Seguridad para evitar injerencismo y terrorismo en la región autónoma “es ilegal”. Para ello se apalanca en la presión que ejercen y en la propaganda que divulgan sus aliados Reino Unido, Francia y Australia en favor del principio “un país dos sistemas” y en contra de China y el comunismo.
Donde Pekín ve una protección de su soberanía con el instrumento legal, Washington considera que se han incumplido las promesas que permitieron el final del colonialismo británico.
Además, se suma el asunto de los uigures. China niega rotundamente que esa minoría musulmana en Xinjiang sea víctima de detenciones masivas, trabajos forzosos o controles de población, como denuncia EE.UU.
7. El conflicto ideológico
Washington ya reconoce abiertamente que su objetivo es «inducir el cambio» en China al considerar que, si no lo consigue, el mundo no podrá considerarse seguro, poniendo como ejemplo la violación de derechos humanos en Xinjiang y el recorte de libertades en Hong Kong, asuntos sobre los que también han chocado ambas potencias.
FF/VTactual.com
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