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Calificadoras de riesgo, bloqueo indirecto contra Venezuela

La guerra internacional contra Venezuela tiene diversidad de escenarios, entre los cuales hay dos privilegiados que, además, se complementan entre sí: el económico, que no se enfoca solamente en el desabastecimiento y ataques internos, sino que concentra fuego en desacreditar las inversiones en el país, a través de las calificadoras de riesgo; y la mediática, donde finalmente todos los escenarios convergen para formar opinión global de desprestigio del Gobierno venezolano.

Los últimos años se ha visto cómo, a pesar de su probada capacidad de pago de la deuda externa, Venezuela empeora de forma sostenida su valoración en la medición de las agencias calificadoras de riesgo: le sitúan como una nación con riesgo de inversión, lo que además infla los porcentajes de intereses en los cuales Venezuela debe cancelar su deuda.

Entre los parámetros que, conceptualmente, toman estas agencias privadas para «evaluar» las condiciones de inversión de economías alrededor del mundo, se encuentra la relación entre la deuda externa y el Producto Interno Bruto (PIB).

Para el año 2015, Venezuela registraba un nivel de endeudamiento por debajo de la mitad de su PIB, apenas de un 48%, mientras que la deuda de Estados Unidos, por ejemplo, sobrepasaba la totalidad del suyo (108%). La primera, no obstante, tenía una calificación clase CC (entre las peores), mientras que la nación norteamericana era triple A, la mejor puntuación posible.

Para ese mismo período, Japón también  se encontraba con el rating AAA. Su endeudamiento era casi tres veces su PIB (274%), y aún así era de las naciones «más seguras» económicamente.

Otro de los elementos principales de estas calificaciones es que la evaluación pretende determinar la confiabilidad del pago de deuda que pueda tener un país o una empresa.

El caso de Venezuela se vuelve paradigmático en este apartado: a mediados de enero del año 2016, el Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, informó que en los últimos 16 meses se había pagado un total de 27 mil millones de dólares por compromisos de deuda.

Durante el año, sin embargo, las evaluaciones fueron empeorando, y las acusaciones de los riesgos de que «Venezuela entrara en default» (completa incapacidad de pago) fueron arreciando.

Luis Salas: Si quieres hundir un país, el papel que cumplen las calificadoras es fundamental

El sociólogo Luis Salas, quien estuvo brevemente al frente de la cartera de Economía en 2016, evaluó la actuación de estas agencias de forma tajante: «Si quieres hundir un país, arruinarlo, etc., el papel que cumplen las calificadoras de riesgo es fundamental para coadyuvar a aislarlo financieramente».

Estas palabras aparecen en un texto de su autoría, publicado en el portal «15 y Último» en noviembre del pasado año, en el cual también indica que entre las intenciones de calificar negativamente a Venezuela, a pesar de sus cualidades de pago, tiene otra razón además de la estrictamente política: «sacarle más plata».

Como hemos dicho, una evaluación negativa aumenta los intereses que regirán los compromisos de pago, y en el caso venezolano son de los más altos. En este aspecto también es privilegiado Estados Unidos, que paga a una tasa menor al 1%, gracias a las tres A de su categorización.

Responsables de la crisis

En el año 2008, el colapso económico global tuvo entre sus responsables a las calificadoras de riesgo. Muchas empresas, lejos de ser advertidas por estas agencias sobre la compra de ciertos bonos «basura», sin sustento en la economía real, fueron impulsados a su adquisición.

No debemos olvidar que estas agencias son también inversoras, por lo que sus evaluaciones responden también a sus propios intereses económicos, incluso por encima de las de sus clientes: la competencia es determinante.

Ese año, entonces, posicionaron positivamente instrumentos financieros y empresas muy riesgosas, cuyos posteriores incursiones en quiebra desajustaron el sistema económico mundial. Los resultados, ya son ampliamente conocidos. Países europeos como España, Grecia o Italia todavía sufren los efectos de esa crisis de escala global.

¿Son estas empresas, entonces, una buena vara para medir las capacidades o incapacidades de Venezuela? ¿Son realmente confiables sus informes? Lo sean o no, siguen siendo referencia para inversionistas de los más diversos. Por lo tanto, sus esfuerzos por posicionar a la economía venezolana entre las más inestables no hace sino ponerla en riesgo, ahuyentando la inversión extranjera.

Contra esto ha estado accionando el gobierno central, promoviendo la participación de capital foráneo en iniciativas de todo tipo: construcción, a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela; el sector automotriz o tecnológico, con China involucrada; o los acercamientos de cooperación con la Federación Rusa, que ha manifestado su respaldo a Venezuela.

Como ya hemos reseñado en VT, en horas recientes, a través de un comunicado, Rusia rechazaba actos de injerencia en asuntos internos venezolanos, además de hacer énfasis en la disposición de mantener lazos de cooperación entre ambas naciones.

«Es notable el interés vivo en el desarrollo de la cooperación con Caracas en el marco de las poderosas alianzas de los países latinoamericanos, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)», se desprende del texto oficial, emitido a propósito de la reunión que sostendrán este lunes la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, y su homólogo Seguéi Lavrov, en Moscú, capital rusa.

JI

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