La negociación para diseñar un acuerdo del «brexit» respaldado por la oposición laborista en el Reino Unido ha quedado estancada, entre reproches a la primera ministra, la conservadora Theresa May, por no aceptar cambios en su plan.
El Gobierno insiste en que afronta el diálogo sin líneas rojas y con la “mente abierta”, pero los laboristas aseguran que May no está dispuesta a ofrecer un “compromiso real” y han adelantado que no hay programadas nuevas reuniones por ahora.

El ministro de Economía, Philip Hammond, detalló que esperan intercambiar “algún texto más” con los laboristas este fin de semana, por lo que considera que la negociación continúa en marcha. De hecho, llevó su optimismo al consejo informal de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE) en Bucarest, la capital rumana.
No obstante, la portavoz laborista de Interior, Diane Abbott, enfrió esas perspectivas al asegurar que el Ejecutivo no parece dispuesto a modificar la declaración política que acompaña al tratado de salida de la UE.
Otras cartas sobre la mesa
Mientras las negociaciones con los laboristas se mantienen atascadas, a May se le acaba el tiempo para cerrar un «plan B» que justifique una nueva prórroga que solicitó a la UE (hasta el 30 de junio) y que deberá explicar al resto de líderes comunitarios en la cumbre extraordinaria de la próxima semana.
Pero, si naufraga la nueva ruta propuesta, May ya ha puesto sobre la mesa una segunda vía posible. Su Gobierno propondría entonces a los diputados una serie de opciones alternativas al acuerdo y se comprometería a aceptar la voluntad de la cámara.
El Ejecutivo no ha detallado el eventual calendario para esas votaciones ni cuáles serían las opciones, aunque expertos prevén que incluyan propuestas como un «brexit» suave, una salida abrupta, un segundo referéndum o revocar el divorcio con Bruselas.
FF