Ver el siguiente video, en la red social Facebook, nos lleva a replantearnos la vida como raza humana y a preguntarnos ¿qué estamos haciendo mal?
Incluso las personas que no conocen de armas, pueden perfectamente encontrar, entre sus contactos en las redes sociales, quienes hayan visualizado y/o compartido el siguiente video (Ver LINK): «Presley and her new Beretta»
Actualmente este link público de Facebook tiene 5.267.862 reproducciones y muestra a a una niña, de no más de once años, residente en los Estados Unidos, llorando de emoción porque le acaban de obsequiar una «Beretta». Cuando uno trata de ver en detalle cuál es el regalo «maravilloso» que en el video hace llorar de alegría a esta pequeña, realmente uno no logra salir del asombro cuando ella abre la caja y te percatas de que se trata de un arma de fuego de verdad.
La leyenda del video en la red social dice lo siguiente: «Abre la caja de Beretta. Su reacción te hará llorar… Los recuerdos comienzan al momento en que abres tu primera 686. Un video emotivo enviado por los padres de Presley, muestra el momento emotivo cuando ella se da cuenta de que finalmente tiene su propia 686 Silver Pigeon. Es lo que llamamos #Berettajoy»
Los comentarios más comunes sobre el video dicen: «Estados Unidos es una sociedad muy enferma»; «EE.UU. el país donde no puedes comprar alcohol ni cigarros a los 21 años, pero sí puedes tener una pistola personal»; «When this kid will kill 28 school mates,12 teachers and 6 cops, everybody will say: oh my god, what a tragedy, how can it be possible, we don’t understand». Otra persona en la red social, en forma reflexiva, invita a revisar esta reseña que se titula: «Accidental Gun Deaths Involving Children Are A Major Problem In The US»: http://www.ibtimes.com/accidental-gun-deaths-involving-children-are-major-problem-us-2250568
La violencia planteada en la sociedad como «un hecho natural y común», incluso desde la infancia, utilizando a menores de edad en la formación y manipulación de armas de fuego, puede estar deshumanizando a las personas involucradas en dichas prácticas y desviando las mentes, las conductas y el comportamiento de miles de ciudadanos, en este caso estadounidenses.
Un artículo publicado a finales del año 2016 en www.kimbini.com titula «En Estados Unidos hay más víctimas por armas de fuego a manos de niños pequeños que a manos de terroristas islámicos». Esta publicación señala: «Cada año las noticias norteamericanas narran innumerables accidentes mortales que implican a niños pequeños y armas de fuego. Estas tragedias han conducido a Lindy West, periodista y activista norteamericana, a escribir una columna en The Guardian, en la cual mostró su indignación contra la cultura de las armas en Norteamérica. Ella afirma que los más pequeños causan más víctimas que los terroristas en Estados Unidos».
La periodista West asevera: “Las cifras indican que 21 niños pequeños se han matado a sí mismos o mataron a otras personas con un arma de fuego en el año 2015; mientras que sólo 19 americanos murieron en manos de terroristas o de supuestos terroristas islámicos.”
Las encuestas demuestran que los ciudadanos norteamericanos están muy preocupados por el terrorismo islamista y su fantasma colectivo. Es de hecho, un tema impuesto en la campaña de los candidatos en la investidura de su partido.
Sin embargo, el New York Times recuerda, en un artículo publicado en el verano del 2015, que ya han habido otras amenazas mortales: “Desde el 11 de septiembre del 2001, casi el doble de las personas han sido asesinadas por la supremacía blanca, fanáticos anti-Estado y otros extremistas no musulmanes. Esto desplazó los asesinatos cometidos por los mismos musulmanes radicales”.
Algunos asesinatos cometidos por extremistas no islamistas “sólo han suscitado una atención efímera en los medios y nunca se llegaron a grabar en la memoria colectiva”, apunta el periódico.
Otro artículo de La Vanguardia titula: «En EE.UU. cada dos días muere un niño al disparársele un arma de fuego». Reseña lo siguiente: «En lo que va de año, cada dos días muere un niño por el disparo accidental de un arma de fuego, ya sea porque se le dispara el arma o porque se le dispara a otra persona. El informe periodístico desmiente las estadísticas oficiales del gobierno norteamericano. El fenómeno es mucho más grave de lo que se creía».
Continúa el artículo: «El trabajo ha sido realizado a partir de los datos suministrados por Gun Violence Archive, un grupo independiente que recopila todas las informaciones relacionadas con la violencia armada y documenta cada caso. Los periodistas de USAToday y la agencia AP han pasado seis meses analizando las circunstancias de cada muerte y las lesiones por disparos accidentales que han afectado a niños menores de 18 años, desde el 1 de enero de 2014 hasta el 30 de junio de 2016, con más de mil incidentes registrados».
Los periodistas profundizan su investigación y alegan: «Además del dato principal de un menor muerto cada dos días en EE.UU., el segundo que más estremece señala que los accidentes son más frecuentes entre los menores de 5 años. Desde el inicio de 2014, más de 80 niños menores de 4 años de edad se han disparado fatalmente a sí mismos. La proporción más elevada de muertos se produce entre los niños que tienen 3 años. El segundo grupo con más muertos son los adolescentes de entre 15 y 17 años. A diferencia de los párvulos, que suelen dispararse accidentalmente a sí mismos, las muertes de adolescentes se producen más frecuentemente por disparos fortuitos de terceros».
Los autores del estudio se preguntan: “¿Quién tiene la culpa de tanta tragedia? y la respuesta viene a ser que todos son culpables, especialmente nuestra cultura. Porque lo que no es cierto es que las armas las cargue el diablo. La familia, el Gobierno y el Congreso, la industria armamentística, el lobby que las protege… las responsabilidades son extensas y compartidas. Hay demasiadas armas en las casas, suelen estar al alcance de los niños y suelen estar cargadas, porque, como aconseja la Asociación Nacional del Rifle, hay que tenerlas siempre a punto por lo que pudiera pasar».
«La paradoja es que el gran argumento de los que defienden la tenencia de armas es el supuesto derecho a proteger de esa forma a su familia, cuando lo que demuestran las estadísticas es que cuantas más armas hay, más riesgo existe de que se disparen por una u otra razón y menos protegidas están las familias. La prueba es que las muertes de niños por disparo de arma de fuego ocurren casi siempre durante el fin de semana o en épocas vacacionales y sobre todo en Navidad, que también es la época en que las familias suelen regalarse armas en EE.UU.» reseña el artículo de investigación.
«El estudio de USAToday y AP documenta la muerte, en EE.UU., de más de 320 menores de 17 años. Más de 30 adultos murieron también en tiroteos accidentales relacionados con menores. Cerca de 700 niños y 78 adultos resultaron heridos. La tendencia es al alza. Sólo en 2014 los niños que murieron por un disparo fatal fueron 113, es decir, un niño cada tres días. En 2016, la frecuencia se elevó a un niño muerto cada 48 horas» puntualizaron las fuentes.
«Hay que tener en cuenta que este trabajo periodístico hace exclusiva referencia a las muertes por accidente. De los 45.374 incidentes con armas de fuego registrados en 2016, sólo fueron accidentales 1.676, según el Gun Violence Archive, que tenía registradas 11.688 muertes por arma de fuego desde el 1 de enero del 2016» afirmaron.
Un total de 3.013 menores de 18 años han resultado muertos o heridos por alguna de las 300 millones de armas que circulan por el país de la estatua de la libertad durante el año 2016. Mientras tanto, lo que más interesa a los candidatos que aspiran a un cargo político, para gobernar desde las instituciones norteamericanas, y a los medios que cubren sus campañas son las sórdidas historias que ha tenido Donald Trump con tantas y tantas mujeres, las vacaciones de Barack Obama o las anécdotas de los perros que viven en la Casa Blanca. Es un grave problema cultural.
SC