Desde la infancia nos enseñaron que el color “carne” era uno solo: un color claro de tonalidad rosa o naranja—que se asemeja a la piel caucásica, según Wikipedia—. Con él aprendimos a dibujar a las personas, creando “sin querer” un concepto de lo que está bien y lo que no con nuestra piel. Y en una sociedad, en la que las oportunidades todavía son condicionadas por la raza, el género o la clase social, es importante destacar el trabajo de quienes buscan redefinir y cuestionar los prejuicios asociados a nuestro color de piel.
Es así como nace en el año 2012, el proyecto fotográfico “Humanae” de Angélica Dass, una activista brasileña que saca la cara ante el racismo para demostrarle al mundo que la belleza verdadera de la especie humana radica en la diversidad.

El significado del color
Al nacer en una familia diversa, Dass recuerda de niña sentirse cómoda y a gusto con los distintos tonos de piel presentes en su en torno. En una charla para TED, en el 2016, confiesa que aquella comodidad cambió al empezar la escuela, para ella el lápiz color “carne” no concordaba con su piel, con lo que era. En un instante, con tan sólo 7 años, supo que el color de su piel dejó de ser marrón para ser simplemente negro.
Esta experiencia la llevó a reflexionar sobre cómo la sociedad define los tonos de piel, resumiéndolos en cuatro colores asociados a la raza humana: blanco, negro, rojo y amarillo. A través de fotografías sencillas, decidió ubicar en la paleta de colores Pantone el tono que más se asemejara a la piel del participante y crear de esta manera, el catálogo más grande y diverso que pudiera tener el color carne.
Mira en este video la participación completa de Angélica Dass para TED:
«Humanae es una exposición en proceso de construcción. Más de 4.000 personas de 17 países han participado de forma voluntaria, independiente de su raza, género o condición social «.
Ni más, ni menos
Al ver las fotografías de Ángela Dass se puede apreciar que no hay información más allá que el código que ubica el color del fondo en la guía cromática Pantone. Este pequeño pero importante detalle señala, según lo especificado por Dass, que ninguno de los participantes es más importante que otro. No hay uno que sobresalga del resto.
La metodología de trabajo es la misma. Se toma un cuadro de 11×11 píxeles de la nariz del voluntario y de ahí se elige el color de la guía que más se asemeja a la piel para ser colocado en el fondo. Los resultados de la exposición son sorprendentes y aleccionadores.
Pero ahí no termina el trabajo de Dass. “Humanae” es también el nombre de la institución que lleva a las escuelas del mundo un espacio de inclusión y diversidad a través de la creación de autorretratos, realizados por los alumnos, para el fortalecimiento y reconocimiento de la identidad.
La diversidad es belleza
Aunque Humanae no es un proyecto reciente, es pertinente recordar a través del tiempo —y cuantas veces sea necesario— el mensaje que desea transmitir su creadora en cada fotografía «cada ser humano es único y especial; somos diferentes y al mismo tiempo iguales».
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Paola Pertuz/VTactual.com