La llegada del presidente Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1999 supuso el inicio de una política nacional e internacional fundamentada en los intereses soberanos de la nación, así como de una agenda común de integración con los países de la región latinoamericana. Esto generó un quiebre con la relación de sumisión de Venezuela con Estados Unidos (EEUU), cuyo gobierno esperado (y exigido, so pena de ataque) que los demás países del mundo se sometan a sus intereses particulares. De allí en adelante, el gobierno yanqui amenazaría constantemente a Venezuela por no seguir sus designios, con el fin de aislarla y convertirla en un Estado fallido. A continuación, VTACtual enumera 7 de las amenazas más significativas:
- El decreto de Obama
Probablemente, el decreto ejecutivo firmado por Barack Obama en marzo de 2015, que califica a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de EEUU sea la más importante, tanto por lo absurdo como por lo peligroso de esta declaración. En el primer caso, Venezuela no podría amenazar al país con el ejército del mundo, y por otro lado, la doctrina implementada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) es totalmente defensiva, en otras palabras, no está diseñada para invadir ni atacar otros países.
Pese a lo ridículamente absurdo del decreto, no deja de ser sumamente peligroso, ya que la historia reciente señala que cada vez que EEUU declara a una nación como peligrosa para sus intereses, es un precedente para una agresión militar: Libia, Irak, Siria, Somalia, Yemen, Vietnam, Corea, Cuba, Granada, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, entre muchos otros casos, tienen en común ser países agredidos por EEUU por no alinearse a sus designios, es decir, ser países soberanos.
- Hay que invadir Venezuela
John McCain, uno de los senadores republicanos más poderosos e influyentes de EEUU, instó al presidente Barack Obama a invadir Venezuela con el pretexto de traer “la paz” al país.
“Tenemos que estar dispuestos a utilizar la fuerza militar para entrar en Venezuela y otorgar la paz en Venezuela y sobre todo garantizar y proteger el flujo petrolero hacia EEUU, cuidando esos recursos estratégicos, y velando por nuestros intereses globales” dijo el senador por Arizona en una entrevista con la cadena NBC en febrero de 2014.
En otras palabras, no importa la destrucción y la muerte que generan la guerra y sus bombardeos, lo más importante para EEUU son sus intereses particulares… ah, y la paz en Venezuela.
- Golpe de Estado de 2002
De acuerdo con varias investigaciones, el gobierno estadounidense estuvo totalmente implicado en el golpe dado en abril de 2002 contra el presidente Chávez que lo sacó del poder durante dos días. La embajada de EEUU en Caracas sabía del plan semanas antes de que se diera y mantuvo contactos con todos los implicados, especialmente los militares traidores y con Pedro Carmona Estanga, presidente de Fedecamaras para aquel entonces, quien asumió la presidencia de facto y derogó todos los poderes públicos, violando flagrantemente la Constitución de Venezuela.
Además de ello, no es ningún secreto que EEUU financió las actividades conspirativas a través de las agencias USAID y NED so pretexto de estimular la democracia en el país, lo cual resulta bastante contradictorio. Ese financiamiento no solo se mantiene, se ha incrementado en el último año a más de 5.5 millones de dólares anuales.
- Sanciones por no permitir golpe de Estado
En diciembre de 2014, Obama lanza el primer lote de sanciones, aprobadas también por el Congreso, contra funcionarios venezolanos que participaron en la contención de las violentas protestas terroristas de la oposición, vinculadas a un plan denominado La Salida a principios de 2014, impulsado principalmente por Leopoldo López y María Machado. Este plan, diseñado a la medida del manual de golpes blandos de Gene Sharp, buscaba dar un golpe de Estado similar al sufrido por Viktor Yanukovich en Ucrania.
Posteriormente, Obama firmaría nuevas sanciones contra venezolanos al igual que el actual presidente Trump, como es el caso más reciente de los 13 funcionarios culpados por supuestamente “quebrantar la democracia”, participar en las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), así como en la “violencia generalizada contra los manifestantes opositores”, que buscan derrocar el gobierno a través de acciones terroristas y persecución de simpatizantes del gobierno bolivariano.
Asimismo, Trump, al igual que el desacreditado senador Marco Rubio, han amenazado con más sanciones contra Venezuela, incluyendo un embargo petrolero, lo cual afectaría fuertemente en el corto plazo al país en general, no solo al gobierno, puesto que la nación genera el 98% de sus divisas a través de la venta de petróleo y EEUU es su principal comprador (mas no el único).
Según la lógica del gobierno estadounidense, el presidente Maduro debió permitir el avance de las violentas protestas y desalojar el poder, pese a que en 2013 ganó las elecciones presidenciales en un proceso democrático avalado por la comunidad internacional y el actual apoyo de millones de chavistas, ratificado en los resultados de la ANC.
- En la mira del Comando Sur
En abril de 2017 el comandante del Comando Sur de EEUU, Kurt Tidd, sugirió, a través de un informe público emitido al Congreso estadounidense, la intervención política y/o militar en Venezuela, al señalar que la actual inestabilidad política de Venezuela afectaría la seguridad en la región por lo que ameritaría una repuesta conjunta de los países sudamericanos. Esto vuelve a demostrar el deseo por parte del sector militarista gringo de iniciar una escalada bélica en la nación caribeña, con el pretexto de resolver la “crisis humanitaria”.
Estas declaraciones no sorprenden, debido a que el año pasado, esa misma institución militar diseñada para defender los intereses de EEUU en Latinoamérica, elaboró un documento llamado Freedom House-2 en el que plantea diversas acciones para desestabilizar política y económicamente a Venezuela y desalojar del poder por la fuerza al gobierno socialista.
El Comando Sur plantea generar las condiciones para llegar a un “escenario abrupto, que puede combinar acciones callejeras y el empleo dosificado de la violencia armada».
“La generación de los diferentes escenarios es tarea de las fuerzas aliadas de la MUD involucradas en el Plan, por eso nosotros no asumiremos el costo de una intervención armada en Venezuela, sino que emplearemos los diversos recursos y medios para que la oposición pueda llevar adelante las políticas para salir de Maduro”, sostiene Tidd en el documento.
Igualmente destacan los nexos entre el gobierno estadounidense y la oposición cuando insta a utilizar la Asamblea Nacional como “tenaza” para obstruir las acciones de Gobierno bajo un enfoque de “cerco y asfixia” acordado con los “socios” más cercanos de la MUD.
Incluso demuestra la vinculación de la OEA en el plan desestabilizador, al insistir en la aplicación de la Carta Democrática “tal y como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes”.
- Acusaciones de “terrorismo”
El gobierno del entonces presidente George W. Bush acusó a Venezuela en 2006 de ser un país promotor del terrorismo pero no por tener evidencias al respecto, sino por “no colaborar suficientemente en la lucha contra el terrorismo”. Ante ello, el gobierno estadounidense prohibió la venta de armamento y equipos militares a Venezuela, lo que motivó al presidente Chávez a modernizar la FANB comprando nueva y sofisticada tecnología militar a otros países, especialmente Rusia. EEUU acusaría posteriormente a Venezuela de desestabilizar la región.
Es aquí donde se origina la fábula de Venezuela como promotor de grupos terroristas. No obstante, Estados Unidos tiene poca moral para acusar a cualquier país de tal delito, al tener éste un gobierno que protege a terroristas confesos como Luis Posada Carriles o que financia grupos desestabilizadores para derrocar gobiernos como en caso propio de Venezuela, Ucrania y Siria, por nombrar los más recientes, e incluso en el caso del país árabe, ha armado a la oposición para llevar a cabo una atroz guerra civil.
- La guerra de EEUU contra Venezuela a través de Colombia
En marzo de 2008, el gobierno colombiano de Álvaro Uribe Vélez invadió territorio ecuatoriano para asesinar al líder guerrillero Rául Reyes. Esto generó fuertes protestas por parte del gobierno de Ecuador y Venezuela, por lo que movilizaron sus respectivas tropas a las fronteras que comparten con Colombia. Ante esta maniobra, el presidente Bush aseguró que “continuaremos a su lado y defendemos a nuestros aliados democráticos», en una velada amenaza contra Venezuela al referirse lo que conversó con Uribe por teléfono.
Bush ya se había referido a Venezuela en varias oportunidades como un país con un gobierno “populista” y “no democrático”, seguido además de declaraciones de varios portavoces que acusaron al país caribeño de “cómplice con el narcotráfico” y que representa “la principal amenaza para Estados Unidos y la región”, pese a que Colombia es el principal productor de narcóticos en el mundo y EEUU su principal consumidor. También se sabe que buena parte del entramado político colombiano está sustentado en el narcotráfico por lo que ha sido acusado de ser un narcoestado.
Fue justamente en febrero de este año cuando se reactivó la “Cuarta Flota” de la Armada de EEUU en el Mar Caribe, dirigido precisamente por el Comando Sur. Esta agrupación naval abarca buques de ataque, submarinos y portaaviones que no habían estado presentes en el hemisferio desde la Segunda Guerra Mundial. Algunos analistas incluso señalan que la presencia naval sugiere un plan en el que Colombia provocaría a Venezuela y EEUU aprovecharía la ocasión para generar la excusa para iniciar un ataque.
JA