Clave 1:
Una nota de prensa difundida por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos informa que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (la OFAC, por sus siglas en inglés) acusa al Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, Tareck El Aissami, de ser «facilitador» del transporte y traslado de narcóticos desde 2008.
El actual Vicepresidente se desempeñó como Ministro de Interior y Justicia de Venezuela durante el mandato de Hugo Chávez en el período comprendido entre 2008 y 2012. Mientras ejerció el cargo, 102 capos de la droga fueron aprehendidos y presentados a la justicia y coordinó la extradición de 21 narcotraficantes solicitados por el país del Norte.
En aquel pasado, no tan lejano, Washington envió notas de felicitación a El Aissami que reposan en los archivos documentales del Gobierno Bolivariano.
Clave 2:
El Departamento del Tesoro debió recibir la información de un novato analista de la CIA, inexperto en este tipo de operaciones de contrainformación y desinformación: la presunta «sociedad» ha estado más iluminada por focos de Broadway que por la genialidad de sus autores. El Aissami, como Ministro de Interior y Justicia, fue inclemente contra todos los que «resplandecen» en el informe de la OFAC.
Acusan al Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela de estar vinculado al Cartel de Los Zetas en México. Advierten de «alianzas» con el narcotraficante colombo-venezolano Hermágoras González Polanco y el capo colombiano Daniel Barrera Barrera, a través Walid Makled. Juzguemos la verosimilitud de los datos.
Makled fue capturado en Colombia y solicitado en extradición por Venezuela. En Caracas fue juzgado y condenado -sin contemplaciones- por los delitos de legitimación de capitales, corrupción y asociación para delinquir.
Daniel Barrera Barrera, Alias El Loco, fue apresado en Venezuela en septiembre del año 2012, durante la gestión de Tareck El Aissami.
En el 2011, la policía científica de Venezuela, adscrita al Ministerio que comandaba El Aissami, capturó a Gloria Inés Rojas Valencia, una colombiana que operaba en nombre del Cartel de Los Zetas. Fue deportada a los EEUU junto a su pareja, también involucrado en hechos delictivos bajo el Alias El Negro Tello. Para mayores señas: era segundo al mando de la organización liderada por Daniel Barrera.
Hermágoras González Polanco era líder del llamado Cartel de La Guajira, vinculado a las Autodefensa Unidas de Colombia. Se le sindicó de haber traficado 9 toneladas de cocaína junto a Salomón Camacho Mora. González Polanco fue capturado en una operación efectuada en el año 2008 bajo la gestión de Ramón Rodríguez Chacín como Ministro de Interior y Justicia de Venezuela. Sin embargo, Camacho Mora fue capturado dos años después cuando los organismos de seguridad del Estado venezolano estaban al mando de Tareck El Aissami. Fue deportado a EEUU el 2 de febrero de 2010.
González Polanco, de nacionalidad venezolana, no fue deportado. Tras el juicio fue condenado a 15 años y 6 meses de prisión. Su socio, en Estados Unidos, tuvo una condena menor de 11 años.
Otras fuentes indican una «narco-poligamia» de El Aissami. Según sus detractores, el Vicepresidente tendría la sagacidad de pertenecer -a un mismo tiempo- a los cárteles de Sinaloa y de Los Zetas. Ambas organizaciones delictivas mexicanas son enemigas, por lo que no permiten una doble cooperación entre sus miembros so pena de ser descuartizado.
Recuperamos de la página web venezolana Con el Mazo Dando: «de acuerdo a las entregas del programa “Drogas, negocio redondo” del canal de la cadena Fox “National Geografic”, los carteles mejicanos y colombianos funcionan como una gran organización transnacional que aseguran su ruta a través del Océano Pacífico. Para los que saben poco de geografía, el Océano Pacífico está alejado de Venezuela a más de mil kilómetros.»
El tercer Cartel es un misterio. El Cartel de los Soles fue el nombre periodístico que se otorgó para designar a los generales de la Guardia Nacional (GN) implicados en la llamada Operación Norte, en específico a los exjefes del comando antidrogas Ramón Guillén Dávila y Orlando Hernández Villegas. Ambos fueron procesados por tráfico de drogas y sobreseídos en 1993 por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. La medida fue otorgada antes de que hubiese sentencia firme. Como se sabe, el chavismo nació tras la rebelión cívico militar que intentó derrocar al expresidente Pérez en 1992 y no estaba entre sus «virtudes» ser indulgente con los adversarios políticos.
Al Cartel de los Soles no se le ha incautado ni un sólo gramo de drogas, ni ha aparecido ningún distintivo de la organización en ningún decomiso, ni se ha atribuido ni una sola muerte. Existen dos opciones: o es el más inofensivo de los cárteles o sencillamente no existe.
Clave 3:
Venezuela rompió relaciones con la DEA en el año 2005. Desde entonces, incrementó en un 60% su eficiencia en el combate antinarcóticos.
Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California escribió un libro titulado «La Máquina de guerra americana«. En él se menciona a uno de los verdaderos líderes del Cartel de los Soles, Ramón Guillén Dávila, ex director de una unidad antidroga creada por la CIA en Venezuela, quien fue inculpado en Miami por haber traficado una tonelada de cocaína en Estados Unidos.
Se calcula que el ex general Guillén envió por la ilegal más de 22 toneladas de drogas a Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses nunca solicitaron a Venezuela la extradición de Guillén porque se trataba de un aliado incondicional de la CIA (es que era «todo un sol»). Fue a prisión en el 2007, por planificar un atentado contra el presidente Chávez.
Clave 4:
Estados Unidos es uno de los países de mayor consumo de drogas en el mundo. La droga no entra ni se trafica por arte de magia. Sin embargo, usted casi nunca -por no incurrir en la temeridad de un tajante jamás- leerá que en Estados Unidos fue apresado un capo.
Desde que Estados Unidos invadió Afganistán la producción de opio se duplicó y abastece el 90% del mercado mundial. En el año 2014, se cosecharon unas 224 mil hectáreas que se tradujeron en 6 mil 400 toneladas de opio. Según el corresponsal de la revista The Rolling Stone, Matteu Aikins, durante la guerra floreció un narcoestado en el que el opio representa el 15% del PIB. ¡Y no ha parado de crecer!: la última estimación establece que en 2016 se registró un incremento del 43% la producción.
Lo mismo ha ocurrido en Colombia, país que comprometió su soberanía al entregar carta blanca a los Estados Unidos en el presunto combate antinarcótico bajo el denominado Plan Colombia. Desde su puesta en marcha, hace 17 años, la situación no ha mejorado y Colombia sigue siendo el mayor productor de cocaína del mundo.
A Estados Unidos no le interesa combatir el tráfico de drogas. Le interesa garantizarlo.
LCM