Según varios registros históricos, un 4 de julio de 1674, en la Capilla de San Pablo el Ermitaño, actual Basílica de Santa Teresa -ubicada en el centro de Caracas, Venezuela-, fue consagrada la imagen tallada en pino de un hombre moreno con 1,74 metros de altura oriunda de Sevilla, España. La obra de “El Nazareno llevando la cruz”, se le atribuye al escultor sevillano Felipe de Ribas XVII. Durante siglos, la imagen de Jesús portando en su cabeza una corona de espinas, vestido de púrpura, llegó a apoderarse de la fe de un pueblo ávido de buena salud, producto de extrañas epidemias que aparecían en la capital.
Clamores históricos para la sanación de pandemias
La población caraqueña señalaba con nombres característicos a terribles enfermedades infecciosas que aparecían de manera sorpresiva en la ciudad, una de ellas fue el “vómito negro del siglo XVII” y doscientos años más tarde apareció “la gripe española”. Ante estos devastadores sucesos, la población acudía ante la imagen del Nazareno de San Pablo a rogarle que aplacara con un “milagro” la mortandad y ellos irían el miércoles santo a pagar con promesas si aparecía la cura a los males de ese momento. Como hecho curioso, justo a mediados del mes de marzo de 2020 y antes de la “Semana Mayor”, Venezuela es afectada como el resto del planeta por el Coronavirus.
El emblemático árbol de limón
La tradición oral de los habitantes de Caracas refiere que, aproximadamente hace 300 años, fue convocada por las autoridades civiles y eclesiásticas una procesión con la imagen del Nazareno, ya que no se encontraba solución médica a la pandemia del “vómito negro”. En el lento caminar por la esquina de Miracielos y llevando en hombros a la representación del redentor, la cruz tropezó con un árbol de limón, sus frutos cayeron al piso y los feligreses afectados con el virus para ese entonces, los agarraron para llevarlos a casa. Muchas personas prepararon té y según los afectados fueron sanados, tal hecho fue catalogado por la creencia popular como un milagro.
Las túnicas de la feligresía
Cada miércoles santo las calles cercanas a la basílica de Santa Teresa, hogar del Nazareno de San Pablo en Caracas, son colmadas por personas de todas las edades que van luciendo túnicas de color morado en varias tonalidades, siendo la intención de ésta, el pago de los favores recibidos por la imagen consagrada. La hazaña de los devotos es poder entrar al recinto para presenciar una de las misas que se realizan desde la madrugada hasta el final la tarde, cuando se inicia la acostumbrada procesión patrimonial. Para este año 2020 a causa de la cuarentena social por el Coronavirus no se podrá realizar.
Cofradía del Nazareno, dedicación y tradición
Por muchos años se han sumado mujeres y hombres comprometidos, para que de manera óptima se realice la tan esperada procesión o caminata del miércoles santo con la representación de Jesús de Nazaret. Estas personas se encargan de vestir la imagen en un lugar apartado de los fieles seguidores, adornar el altar móvil el cual que será llevado en hombros por integrantes clasificados y preparados para tan delicada tarea e imponer el orden mediante el recorrido por las calles. Todo esto lo realizan con mucho orgullo, revalidando las creencias religiosas arraigadas por costumbres familiares.
El color especial de la flor nacional
Como parte de la tradición, los seguidores del Nazareno de San Pablo le ofrecen orquídeas de color morado como símbolo para acompañar la túnica de la imagen. Días previos al miércoles santo, el personal asignado de la cofradía recibe las flores que son entregadas por promeseros; sorprendentemente se llegan a recaudar más de 7 mil ejemplares de la flor nacional de Venezuela para rendir homenaje a quien ha cumplido las peticiones de miles de feligreses.
Una gran obra musical para homenajear
La majestuosa pieza titulada Popule Meus, creada por el brillante músico caraqueño José Angel Lamas el año 1801, fue estrenada en la Catedral de Caracas, Venezuela, en Semana Santa. El tema es un canto donde se rememora la aflicción de Jesucristo cuando va camino a su crucifixión, “Pueblo mío, ¿qué he hecho? ¿En qué te he ofendido? –Respóndeme”- es parte de la letra de esta obra musical que se ha venido interpretando con importantes bandas marciales, coros y orquestas sinfónicas durante siglos para homenajear al Nazareno de San Pablo en su procesión.
A continuación, te invitamos a tomar unos minutos de tu tiempo para que disfrutes una versión de la magistral obra musical «Popule Meus»:
Lisdhe Ramos/VTactual.com