Reducir al máximo la interacción y el contacto entre humanos, defendiendo la idea de un aislamiento perdurable en el tiempo, incluso pospandemia, son algunas de las pretensiones de un reducido pero poderoso grupo de compañías tecnológicas, quienes aprovechan el caos generado por el nuevo coronavirus para extender sigilosamente su dominio y poder.
Esto es tan solo una pequeña muestra de la denuncia que sostiene Naomi Klein, periodista y activista canadiense, sobre las aspiraciones del exCEO de Google, Eric Schmidt, quien replantea junto a un grupo de políticos estadounidenses cómo será la vida después del Covid-19.

El “New Deal” de las pantallas
En su artículo para The Intercept, Naomi Klein expone los planes que surgieron en una de las reuniones diarias sobre el Covid-19 en la ciudad de Nueva York, en la que participó el gobernador de la entidad, Andrew Cuomo, y Eric Schmidt como invitado durante la videoconferencia, y quien fue nombrado líder de una comisión que estudiará la realidad post-Covid en la ciudad estadounidense.
La comisión, según lo anunciado por exCEO, tiene como objetivo principal integrar la tecnología permanentemente en todos los aspectos de la vida tal y como la conocemos hasta ahora. La prioridad del exejecutivo de Google, se centra en tres puntos clave: telesalud, aprendizaje a distancia y banda ancha.
Sin embargo, examina Klein, cuáles son los intereses detrás de esta realidad “tecnopolítica” a la que ella misma responde y ha llamado: <<El New Deal de las pantallas>>, en la que se plantea un futuro altamente rentable –sin interacciones y riesgos pandémicos– gracias a la intervención de la tecnología, viéndola a su vez como la única forma posible de salvar a la humanidad.

Al estilo de “Black Mirror”
Uno de los puntos descritos en el artículo de Naomi Klein señala que Eric Schmidt –antes de la pandemia– cumplía con una ajetreada agenda de relaciones públicas entre gobernantes y empresarios a los que presentaba un modelo de vida semejante a la serie de televisión inglesa Black Mirror –traducido como “espejo negro”–, y que ahora está aprobado por la Gobernación de Nueva York para la “protección” de sus ciudadanos.
Tal como la serie de televisión, Schmidt y grandes ejecutivos de Silicon Valley, esperan vigilar –a través de una pantalla– a cada habitante, y con el permiso del gobierno, externalizar la función de escuelas, hospitales, policías y militares a grandes representantes del sector como Facebook, Amazon y Microsoft.

Como ratón de laboratorio
Los planes de Eric Schimidt se ven sustentados durante la cuarentena por nuevo coronavirus. Nada le favorece más que ver a miles de personas confinadas en sus hogares dependiendo de celulares, de computadoras y de dispositivos electrónicos conectados a internet para casi todo. Bajo este lamentable “ensayo de laboratorio”, asegura Naomi Klein, que los grandes tecnológicos aprovechan y demuestran la efectividad de la era pospandémica.
Si es así, el futuro dependerá de quien tiene o no acceso a la tecnología. La libertad de elegir y la privacidad se perderán al igual que valiosas fuentes de empleo reemplazadas por pantallas. El dinero en efectivo dejará de existir y el gasto público no alcanzará para cubrir todas las demandas, afirma Klein, quien finaliza su artículo viendo la tecnología como parte de la solución, más no como la “solución” en sí misma.
Paola Pertuz/VTactual.com
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