La política del chantaje que viene aplicando el gobierno de los Estados Unidos, para torcer el brazo de quienes no actúen de acuerdo a sus reglas, volvió a rendir frutos. México cedió a las amenazas de Washington para evitar que impusiera altísimos aranceles contra mercancía del país azteca, y reforzará militarmente su frontera sur para frenar el paso de migrantes ilegales que viajan a Estados Unidos desde Centroamérica.
Las negociaciones que a lo largo de esta semana sostuvieron representantes de los dos países, establecen condiciones más estrictas para que México actúe en contra de la migración hacia EEUU. En tal sentido, el gobierno mexicano ofreció colocar 6 mil funcionarios de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala.
Marcelo Ebrard, quien dirige la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, reconoció que las negociaciones no han llegado a su fin con EEUU. Todavía no hay un acuerdo sobre cómo enfrentar la crisis migratoria y Washington tampoco ha desestimado la implementación de nuevos aranceles. Aun así, México dio un paso adelante con el anuncio de reforzar militarmente su frontera sur.
Contra los más pobres
La pobreza, la violencia y la miseria que ahogan a las naciones centroamericanas que aportan mayor cantidad de migrantes, principalmente a Honduras, Guatemala y El Salvador, son una consecuencia de las políticas de explotación que EEUU aplicó históricamente en la región. Mano de obra sub pagada, explotación de recursos por materia prima barata, instalación de maquilas y otros vicios del sistema económico impuesto en Centroamérica, tienen mucho que ver en la insostenibilidad del nivel de vida de esas personas, que buscan oportunidades fuera de sus fronteras.
México ahora hace el trabajo sucio encomendado por sus vecinos del norte de bloquear el paso de pobres que los gobiernos estadounidenses crearon en Centroamérica. El presidente mexicano Andrés López, sólo atinó a decir sobre el tema arancelario que “esperemos que (…) no se apliquen estas medidas unilaterales a partir del lunes”.
RB