Correr es una actividad física que aporta numerosos beneficios para la salud, pero es fundamental realizarla con el calzado adecuado. Las zapatillas para correr no son simplemente un accesorio, sino un elemento esencial que protege las articulaciones y mejora el rendimiento.
Es por esa razón que antes de comenzar a correr, sea porque se ha hecho habitué del running o porque se está utilizando la actividad como una manera de encontrar mejor condición física, es imprescindible comprar tenis para correr que permitan sacar el máximo rendimiento y, más que nada, prevenir los principales riesgos relacionados con usar calzado inadecuado.
Riesgos de correr con zapatillas inadecuadas
Aunque no se crea, sobre todo porque a corto plazo pudieran no notarse los efectos, utilizar zapatillas inadecuadas para correr puede acarrear una serie de problemas de relevancia:
- Lesiones: las lesiones más comunes asociadas a un calzado inadecuado son las fascitis plantar, tendinitis de Aquiles, esguinces de tobillo y lesiones en las rodillas.
- Disminución del rendimiento: un calzado que no proporciona la amortiguación y soporte necesarios puede limitar la velocidad y resistencia. Aparte, puede obligar a cambiar la forma de correr, lo que también disminuirá la ganancia de rendimiento.
- Molestias: ampollas, rozaduras y dolor en los pies son síntomas comunes de un calzado que no se ajusta correctamente.
Por supuesto, todos estos problemas se pueden resolver de forma fácil: adquiriendo zapatillas para correr que se adaptan fielmente a las necesidades de la disciplina.
Aspectos determinantes al elegir zapatillas para correr
Tipo de pisada
La forma en que el pie toca el suelo es fundamental para decidir qué zapatilla es mejor. No hace falta un estudio de la pisada, salvo que se vaya a competir o a desarrollar una disciplina a nivel profesional.
Con observación, se podrán distinguir entre algunas como las siguientes:
- Neutra, donde el pie rueda de forma natural desde el talón hasta la punta.
- Pronadora, que es cuando el pie tiende a inclinarse hacia adentro.
- Supinadora, que en este caso el pie tiende a inclinarse hacia afuera.
Lo ideal es comprar zapatillas para correr que amortigüen y brinden soporte justo donde la pisada lo requiere.
Amortiguación
Precisamente, la amortiguación es el segundo aspecto clave que se tendría en cuenta para comprar zapatillas para correr.
La amortiguación es esencial para absorber el impacto de cada pisada y proteger las articulaciones. Por lo tanto, es lo que tiene que ver tanto con el desarrollo de la potencia y la prevención de lesiones.
La cantidad de amortiguación necesaria dependerá del peso, la distancia que se suela correr y el tipo de superficie donde se corra. Así, mientras más dura sea la superficie y mientras más largas las distancias, más amortiguación puede llegar a requerirse.
Estabilidad
Los corredores con pronación deberían tomar mucho en cuenta la estabilidad del calzado al momento de adquirirlo. Y es que esto va a permitir apoyar mejor el pie en las personas que tienen este tipo de pisada.
Pero en general, una suela que sea lo suficientemente estable, o directamente zapatillas que sean muy estables por su diseño, ayudarán a prevenir lesiones y sobre todo a mejorar el rendimiento, ya que se requerirá de menos esfuerzo en corregir posturas y pisadas durante la carrera.
Flexibilidad
La flexibilidad de la suela es importante para permitir un movimiento natural del pie. Sin embargo, un exceso de flexibilidad puede comprometer la estabilidad.
Por esa razón, mucho tienen que ver los materiales y sobre todo el ajuste del calzado al pie. Mientras más flexible, más ajustado y transpirable deberá ser para que resulte cómodo su uso.
Superficies
Si algo termina influyendo en la compra de unas zapatillas para correr es el tipo de superficie donde se corra.
No es lo mismo correr en una pista que en asfalto, pero por ejemplo, las zapatillas de trail running deberán tener más agarre y protección.
Criterios adicionales
Aparte de los aspectos clave anteriormente mencionados, se deben tener en cuenta el ajuste al pie, el material de la suela y del cuerpo del calzado, así como también el precio, siendo esto último algo fundamental para mantener un equilibrio entre calidad y precio.