Por Jessica Sosa
Las presiones contra la teta, contra la práctica de la lactancia siempre son fuertes. Pero después que nuestro hijo cumple cuatro meses, empeoran. Que ese niño es muy grande, que la teta no lo llena, que lo estamos acostumbrando mal y que ya no lo estamos alimentando, son solo algunos de los argumentos que esgrimen hasta con saña (inconsciente) personas de nuestro entorno, muchos de ellos nunca se han acercado siquiera a la práctica de la lactancia.
María tuvo su primer hijo y le ha dado teta desde entonces. Tras el primer año del niño, comenzó a decir hasta por notas de voz a sus amigas que ya quiere destetar, así que me animé escribir al respecto. ¿Cuándo y por qué debemos destetar? ¿Qué nos impulsa a tomar esta decisiòn? me pregunto aún después de tres hijos y tres experiencias distintas de amamantamiento.

Cuando le pregunto a ella la razón por la que quiere destetar responde tajante «porque quiero dormir». Aunque entiendo que ciertamente, el cansancio es un factor que está presente, insisto y le repregunto si está segura que solo es eso, me dice que debe reflexionarlo bien. Unos días después, afirma que está cansada de que la gente la acose, diciendo que ese muchacho ya está grande y que las tetas se le van a poner como unas «cholas de vieja».
La escritora argentina Laura Guttman, a quien hemos citado para otros trabajos en torno a la maternidad, asegura en su libro «La revolución de las madres», que «estas afirmaciones, hechas por personas a quienes amamos y respetamos, dejan una huella imperceptible en nuestro interior«.
A esto, Guttman añade que también es determinante el papel de la pareja, si el padre está presente en el proceso de lactancia y crianza, tal vez al momento de superar esa primera etapa despúes de los 4 meses, comienza a reclamar el espacio perdido por el nacimiento del hijo de ambos, esa es otra presión sobre la madre.

La escritora argentina sugiere que en la lactancia, como en toda relación, no se puede (o no debería) tomarse una decisión unilateral, pues debería estar presente el consentimiento de ambos: mamá y bebé. Nos proponemos entonces investigar en este caso, qué pasa con mamá, para querer abandonar esta práctica natural, antes de tiempo.
Al respecto, consultamos con Maritza Torres, facilitadora de lactancia materna en Venezuela, quien de entrada deshechó el termino «destete» por considerarlo violento, «el prefijo des, habla como de desmontar un proceso, como de des – calificar, hablemos entonces de cerrar amorosamente el ciclo de amamantamiento», insiste.
Torres, reconoce que el inicio del proceso de lactancia, sobre todo para las madres primerizas, pudiera ser traumático por casos como rotura de pezones, trasnocho, agotamiento y otras sensaciones que «no son responsabilidad del bebé, pues nace con el reflejo de succión que es el sustento de su vida».
Agrega que el proceso pudiera ser violento con la mujer, pues ha perdido conexión con su esencia debido al predominio de las sociedades capitalistas donde resalta la hegemonía patriarcal. Todo esto, pudiera impactar a la madre y hacerla abandonar una función natural, orgánica como lo es el amamantamiento.
Torres recomienda identificar, al momento de tomar una decisión en torno a esta práctica, cómo actúa o interactúa nuestro entorno respecto a la práctica del amamantamiento, para reflexionar acerca de si la decisión de abandonar el amamantamiento es nuestra o está influenciada por quienes nos rodean.
«El amamantamiento debe ocurrir de manera libre, a libre demanda, por el tiempo que mamá y bebé decidan», indica y sostiene que la familia debe valorar ese hecho desde el punto de vista cultural, social, político e incluso económico.

La experta refiere que durante esta etapa, la opinión del pediatra también es determinante, muchos médicos, la mayoría varones, emiten su opinión sobre la lactncia «desde la mirada masculina». asegura que en su mayoría, los profesionales de la salud han sido «entrenados para inducir el consumo de fórmulas lácteas».
Tenemos entonces que la familia, la pareja, incluso las amigas, si la mujer cuenta o no con el permiso en su espacio de trabajo, el pediatra y todo el entorno social, influyen en cómo nos sentimos respecto a la lactancia, por más que estemos informadas en torno a sus beneficios. «Las mujeres, comienzan a desear muchas veces en contra de su propio deseo genuino de continuar amamantando, como la mejor forma de nutrir física y emocionalmente a nuestros hijos».
Torres, revela que ella misma abandonó su proceso de lactancia, «a los tres meses de mi hija, tuve que dejar de amamantarla porque debía volver a mis obligaciones laborales y políticas. Además, tenía la presión de su papá para que lo atendiera, porque estaba más dedicada a la niña. Me quedó ese huequito en el alma«, dice.
Más de 40 años después, y habiendo acompañado decenas de mujeres en sus procesos de lactancia, incluida su hija, Maritza Torres recomienda que al momento de decidir dejar de amamantar, la madre debe hacerlo con claridad sobre sus motivos, autonomía y respeto por ella y su bebé, para que no sea un hecho traumático.
CÓMO HACER UN DESTETE RESPETUOSO
Igual que la lactancia, al momento de cerrar ese ciclo debe hacerse de manera respetuosa y con apoyo. Por ejemplo, si el padre está presente, puede apoyar, no solo respetando los tiempos de mamá y bebé, sino que puede hacer un paseo con la criatura, ayudar en la intruducción de alimentos y distraerlo después de comer, para que su necesidad de succión disminuya progresivamente.
De igual forma recomienda iniciar el proceso de cambiar el colecho, si se practicó, por comenzar a dormir en su cama aparte.