A primera vista, estos juguetes parecen dulces e inofensivos. Pero, aunque sus ojos con largas pestañas y sonrisa inmaculada le dan un aspecto de lo más inocente, a muchos les preocupa que Cayla sea más que una muñeca. Curiosamente, ese es el eslogan que eligieron los fabricantes para venderla: «Es mucho más que una muñeca que habla o una aplicación», señalan en su sitio web.
El nombre completo de la muñeca es My Friend Cayla («mi amiga Cayla») y es capaz de responder a preguntas y entablar una conversación -en inglés o en español- sobre todo tipo de temas, desde geografía hasta naturaleza, familia o matemáticas.
«Si hablas con ella te responde. Es increíble todo lo que sabe», anuncian. Y se jactan de que la muñeca tenga «más de un millón de fanáticos en todo el mundo».
Pero asociaciones de defensa de los consumidores se han mostrado preocupadas ante lo que consideran una invasión de la privacidad de los niños y una «amenaza a su seguridad», según reseña la BBC de Londres.
«Permanente Vigilancia»
El Centro de información sobre la Privacidad Electrónica de EEUU (EPIC, por sus siglas e inglés), la Campaña por una Infancia Libre de Comerciales (CCFC), el Centro para la Democracia Digital y la Unión de Consumidores presentaron una protesta el 6 de diciembre dirigida a Genesis Toys y a Nuance Communications, la firma especializada en reconocimiento de voz -con clientes militares y de inteligencia- que proporcionó el software para las aplicaciones de dos de sus juguetes.
Les acusan de grabar conversaciones a través de las muñecas Cayla y los robots iQue, y de almacenar la información de forma injustificada.
La queja, que fue presentada ante la Comisión Federal de Comercio, pidiendo que se abra una investigación, acerca de este hecho.
«Esta queja es sobre juguetes que espían. Por su propósito y diseño, estos juguetes graban y almacenan conversaciones privadas de los niños sin limitaciones en su colección, uso o divulgación», indica el texto.
«Estos juguetes someten a los niños a una permanente vigilancia y no están sujetos a normas algunas de protección de datos», explica la misiva.
¿Dónde vives? ¿Cómo se llama tu mamá?
La aplicación de My Friend Cayla incluye una sección titulada «información sobre el niño», la cual invita a los niños a completar las siguientes frases:
- Mi nombre es . . .
- El nombre de mi mamá es . . .
- El nombre de mi papá es . . .
- Mi programa de televisión favorito es . . .
- Mi comida favorita es . . .
- Voy a la escuela en . . .
- Mi princesa favorita es . . .
- Mi juguete favorito es . . .
- El lugar en el que vivo se llama . . .
Además, les pide a los pequeños que introduzcan su localización. Y almacena direcciones IP.
«Es una muñeca interactiva y usa internet para responder preguntas y jugar con los niños», aseguró Ken Munro, especialista en seguridad de Pen Test Partners, un organismo británico que ejecuta pruebas relativas a la seguridad de los productos y que analizó este caso.
Munro descubrió una vulnerabilidad en el sistema tecnológico que usaron los fabricantes de Cayla. Y dice que esa falla le permite ser hackeada.
«Padres, asegúrense de desconectar la muñeca cuando no la estén usando y de que el teléfono móvil o la tableta que utilizan esté protegido con código PIN, que sea seguro y esté actualizado», aconsejó Munro.
En ese momento, los fabricantes respondieron diciendo que se trataba de un caso aislado.
Los padres no tienen conocimiento alguno sobre los datos que se almacenan o sobre cómo podrían usarse en el futuro
Pero ahora la polémica ha crecido y la situación se complica por momentos, tanto para la empresa de juguetes como para los desarrolladores del software.
Acusaciones cruzadas
La compañía de software Nuance Communications respondió a las críticas y aseguró que se toma muy en serio la cuestión de la privacidad.
«No compartimos datos de voz por cuenta de ninguno de nuestros clientes», dijo Richard Mack, vicepresidente de marketing de la compañía.
Sin embargo, la Asociación Europea de Defensa de los Consumidores (BEUC, por sus siglas en francés) acusó a la empresa de juguetes de transferir las conversaciones a la compañía Nuance Communications.
Y esto no es todo, ya que; «Me encanta Disneylandia», les dice la muñeca Cayla a los niños. Lo que pudiera considerarse “Publicidad encubierta”
El mundo Disney
El Consejo de Consumidores de Noruega evaluó los juguetes y encontró problemas relacionados con supuestas irregularidades publicitarias.
«Es bastante inquietante porque la compañía se reserva el derecho a dirigir el marketing hacia los niños», dijo Finn Myrstad, director técnico de servicios digitales en la institución noruega.
Las asociaciones estadounidenses mencionan este asunto en su carta: «Cayla está programada con docenas de frases que hacen referencia a Disney World y a las películas de Disney. Por ejemplo, les dice a los niños que su película favorita es ‘La Sirenita’ y que su canción preferida es “Let it Go», de la película de Disney Frozen.
«También les dice que le encanta Disneylandia y que quiere ir a Epcot, (un parque temático) en Disney World». Y agrega: «Es difícil que lo niños puedan reconocer este emplazamiento publicitario».
Por otra parte, según Myrstad, tanto las muñecas como los robots iQue permiten establecer conexiones Bluetooth no autorizadas desde cualquier teléfono o tableta en una distancia de unos 15 metros.
Además, los fabricantes pueden cambiar los términos y condiciones en cualquier momento «lo cual es preocupante, pues estamos hablando de grabaciones de voces de niños», aseveró Myrstad
Rik Fergurson, un especialista de la firma de seguridad estadounidense Trend Micro, dice que «lo más irregular es cómo los datos se coleccionan, guardan y comparten».
«Los padres no tienen conocimiento alguno sobre los datos que se almacenan o sobre cómo podrían usarse en el futuro».
CC