En lo que va de año suman cuatro los profesionales de la prensa asesinados en México, crímenes que siguen hoy impunes, como otros de vieja data.
Filiberto Álvarez, locutor de la estación radial ‘La Señal’ de Jojutla, en la zona sur del estado de Morelos, recibió cinco balazos cuando se dirigía a su domicilio al salir de su programa radiofónico la noche del sábado.
En marzo murieron violentamente Miroslava Breach, en Chihuahua, Cecilio Pineda, en Guerrero, y Ricardo Monlui, en Veracruz,.
El 14 de abril, sicarios ultimaron a Max Rodríguez en Baja California.
Otro reportero, Armando Arrieta, sigue hospitalizado por las heridas de bala tras un atentado en marzo, en Veracruz.
Por tales crímenes continúan las investigaciones, según fuentes oficiales.
Más de un centenar de profesionales de la prensa perdieron la vida de forma violenta de 2000 a la fecha, aunque otros están en la condición de desaparecidos.
La mayoría de estos hechos continúa impune pese a los llamados de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México y el compromiso expresado por el presidente Enrique Peña Nieto en favor del ejercicio libre y seguro del periodismo en el país.
Con información de Prensa Latina