Los derechos de la comunidad LGTBI distan mucho de ser un hecho consumado. Muestra de ello es el miedo que muchas personas tienen de expresarse genuina y abiertamente sobre su orientación sexual. Ese es el caso del esquiador estadounidense Gus Kenworthy, quien al finalizar su participación en el slopestyle de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang hizo lo que no tuvo valor hace cuatro años en Sochi: besar a su novio, el actor Matthew Wilkas.
Kenworthy contó su experiencia en 2015 y luego de abrirse ante la opinión pública se convirtió en un conocido impulsor de los derechos LGTB. Previo a su famoso beso, criticó la presencia del vicepresidente conservador de su país, Mike Pence, por sus posturas antigay. Afortunadamente, nada impidió que el atleta se expresara libremente.
«No tenía ni idea que era un momento en el que me estaban grabando», dijo Kenworthy. «Hacer eso, darle un beso, haber mostrado ese amor al mundo, es increíble», apuntó. El esquiador confesó que ese gesto «es algo que quería haber hecho en los pasados Juegos, compartir ese beso con mi novio al final de la ronda, pero era algo que me asustaba mucho».
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Cuando era niño, lamentó nunca ver algo así en televisión: «Si hubiera visto algo así, quizá me hubiera sido más fácil«, contó el esquiador, que en la final tuvo una mala actuación y terminó último de los 12 competidores.
Pero para el joven de 26 años, eso fue lo de menos. No podía contener la emoción, y dijo que «es fantástico estar en los Juegos y haber conseguido expresarme. Ser uno mismo sienta genial». También señaló que «eso es lo más importante del mundo para cualquiera. Ser auténtico y honesto. No es el resultado que quería, pero me siento orgulloso de representar a la comunidad LGBT».
JA