Este viernes los representantes del transporte anunciaron el fin del paro nacional de 48 horas en Ecuador y, sin embargo, el país está sumido en una severa ola de protestas que ha significado trancas de rutas y vías.
“Habiendo cumplido con dar a conocer nuestro desacuerdo al Gobierno frente al Decreto 883 hoy se termina la medida de hecho», declaraba en un hotel de la capital Abel Gómez, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Transporte Público de Pasajeros del Ecuador (Fenacotip).
No obstante, en la comunidad rural de Molleturo, el dirigente campesino Manuel Pacheco señalaba que si el gobierno no deroga el decreto 883, por el que puso fin a cuatro décadas de subsidio a los combustibles, ellos seguirán manifestando.
«El presidente (Lenín Moreno) dice que el aumento del combustible no nos afecta, pero si nos tenemos que movilizar de Molleturo a Cuenca (capital provincial) el viaje nos saldrá en cinco dólares, hasta ahora sólo pagábamos dos”, señaló Pacheco, mientras su gente seguía arrojando piedras a la vía.
Ciudades caldeadas
Tras las medidas anunciadas el martes pasado por el gobierno, en las que se destacó la eliminación de los subsidios a los combustibles, además de la baja de salarios y reducción de vacaciones en el sector público, Ecuador vivió jornadas de protestas en las principales ciudades del país.
A los conductores del transporte público se sumaron estudiantes, comunidades indígenas y militantes de corrientes políticas opositoras al gobierno que dejaron algunas ciudades literalmente aisladas con bloqueos de entradas y salidas de las zonas rurales.
Desde Cuenca a Guayaquil, en el sur del país, por toda la cordillera de los Andes, se observan cortes en las principales arterias del país, con piedras o vehículos, mientras Arcángel Valverde, un líder campesino, alerta de que “cuando sube el combustible todo se pone caro”, por lo que “seguiremos (protestando) hasta el final, no nos preocupa ni siquiera que se movilicen los militares «.
FF
