Chateaban todas las tardes. Sofía había conocido a Diego a través de Facebook y empezaron a hablar. Se llevaban muy bien, ella tenía 13 años y él 15. Les gustaban los mismos libros, las mismas series y películas. Además, se veía guapísimo en su foto de perfil. A pesar de no conocerse personalmente, se hicieron íntimos rápidamente.
Se gustaban y eso llevó a conversaciones más subidas de tono. Un día, él le pidió – entre bromas – que se levantara la camiseta delante de la webcam. A Sofía le daba vergüenza, pero al final lo hizo. Fueron unos segundos, se sonrojaba y no podía parar de reír. Nunca imaginó que sería el comienzo de su calvario.
A la semana siguiente él volvió a sugerir que lo hiciera otra vez, pero ella se negó entre risas. Diego contestó al instante: “Lo haces, o envío el vídeo del otro día a todo el mundo”. Inmediatamente, le mandó el video en el que ella se levantaba la camiseta. No era una broma, la estaba chantajeando: o se desnudaba o lo publicaría y lo vería todo el mundo.
El engaño pederasta
El “child grooming” o engaño pederasta es cuando un adulto se hace pasar por un menor por Internet para entrar en contacto con niños y adolescentes. Establece con ellos una relación de confianza, poco a poco va logrando el control emocional del infante y, finalmente, llega al chantaje con fines sexuales.

Entre sus principales objetivos se encuentra la producción de imágenes y vídeos – con connotación o actividad sexual – destinados al consumo propio de pederastas o a redes de abuso sexual a menores. También puede generar algún encuentro en persona y abuso sexual físico. En el peor de los casos se llega a la explotación sexual y la prostitución infantil.
El paso a paso del agresor
El perpetrador de este delito es muy paciente y suele utilizar los siguientes patrones de conducta:
- La creación de un vínculo de confianza. A través de sobornos o engaños el agresor contacta con la niña o niño y establece el vínculo de confianza. Suele lograr empatizar a un nivel profundo con los menores haciendo que escucha sus problemas y posteriormente aprovecha esa información para chantajear.
- El aislamiento de la víctima. En esta fase el agresor persigue arrancar la red de apoyo natural del menor – familiares y amistades – dejándolo desprotegido. Insiste en la necesidad de mantener todo en secreto.
- Asegura su posición. El agresor suele preguntar a la víctima si alguien más conoce sobre su relación e intenta averiguar quién más tiene acceso al computador o dispositivo que utiliza el menor.
- Conversaciones sobre sexo. Una vez se siente con confianza, el abusador empieza a introducir conversaciones sexuales de manera paulatina.
- Peticiones de naturaleza sexual. En esta última fase utiliza la manipulación, las amenazas, el chantaje o la coerción para que la víctima le envíe material sexual, relate fantasías sexuales o la relación culmine con un encuentro físico.

Cómo prevenirlo
Lo primero es tener una conversación seria con los menores sobre esta práctica y enseñarles a desconfiar de perfiles que pudieran ser falsos: Si repentinamente les llega una solicitud de amistad de alguien con el que no tienen ni un solo amigo en común, deben rechazarla.
También es conveniente estar atentos con los juegos online. Hubo un escándalo de Child Grooming vinculado con un juego en línea llamado Literal que implicó a 145 menores. Ellas creían que estaban bailando para participar en un juego. Poco a poco los pasos del baile iban subiendo de tono.
¿Cómo actuar si ocurre?
La primera medida es no borrar los contenidos enviados por el acosador para usarlos como prueba. No denuncies su perfil en las redes sociales, sólo bloquéalo. Pon la denuncia ante las autoridades competentes de tu país. Y no lo olvides, no juzgues ni culpabilices al menor, ofrécele todo tu apoyo y comprensión.
Enza García Margarit/VTactual.com