Como en un infartante juego de fútbol, en la que se marca un épico gol en el último minuto, Reino Unido y la Unión Europea consiguieron llegar a un acuerdo justo a una semana de vencerse el plazo en el que los británicos se retirarían del bloque de manera poco ortodoxa. El tema de la discordia, que era el comercio en la zona fronteriza con Irlanda del Norte, fue superado por las partes, pero abre otro escollo para la gestión de Boris Johnson: el Parlamento.
El acuerdo logrado entre las partes tendrá que ser aprobado por el Parlamento británico, situación que genera un nuevo suspenso en el camino de un Brexit pactado. El Partido Unionista Democrático, que representa a Irlanda del Norte, no respaldará el acuerdo según anunció al término de la jornada. El Partido Laborista tampoco lo apoyará, según refirió Jeremy Corbyn, líder de este partido.

Sin embargo en Bruselas están de celebración adelantada respecto al Brexit. Jean-Claude Juncker , presidente de la Comisión Europea, felicitó a las partes por el acuerdo. “Cuando hay voluntad, hay acuerdo ¡y tenemos uno! Es un trato justo y equilibrado para la UE y Reino Unido que da fe de nuestro compromiso de encontrar soluciones”, escribió en twitter.
El asunto norirlandés
Tal como fue pactado el trato entre la Comisión Europea y Reino Unido, en el área fronteriza de Irlanda del Norte “se aplicarán aranceles a los bienes que pasen desde el territorio británico si se considera que seguirán su tránsito hacia Irlanda y el mercado único del bloque”, según refiere el documento.

Esta medida ha sido rechazada por los partidos de esa región, que presentaron sus dudas sobre el acuerdo. “Tal y como están las cosas, no podríamos apoyar lo que está siendo sugerido sobre aduanas y asuntos de consentimiento, y hay una falta de claridad sobre el IVA”, dijo en un comunicado Arlene Foster, líder del Partido Unionista Democrático.
RB

