InicioActualidad#VTentrevista Dolarización: el aplastamiento del símbolo bolivariano

#VTentrevista Dolarización: el aplastamiento del símbolo bolivariano

Nos advierte José Luis Cordeiro en su libro “La segunda muerte de Bolívar… y el renacer de Venezuela”, que era tan esencial el recuerdo del padre de la patria durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, que en 1879, se cambió el nombre de la moneda venezolana al de “bolívar”.

Hasta entonces, las monedas habían fluctuado entre distintas denominaciones y respaldos, desde el “peso español” de plata durante toda la Colonia, hasta el “venezolano de oro” (1857) igual a 5 francos franceses de oro. Se le llamó “peso fuerte” y su valor era prácticamente igual a un dólar de los de entonces.

El bolívar aparece como moneda nacional equivaliendo un franco francés o peseta, bajo el sistema de la Unión Monetaria Latina de la que formaban parte varios países de Europa y Latinoamérica. El “fuerte” mantuvo su existencia durante siglo y medio revaluándose cerca de 20% hasta 1983.

De hecho, cuenta Cordeiro, el bolívar llegó a ser una de las monedas más fuertes del mundo en el período que transcurre entre la Segunda Guerra Mundial y la devaluación del 83, a la par del franco suizo y el marco alemán. Por si fuera poco, los niveles de inflación en Alemania, Suiza y Venezuela fueron de los más bajos del planeta, mucho más que el de Estados Unidos y Japón por casi 40 años.

Bastó que el Libertador, máximo héroe venezolano y una de las figuras fundamentales de la historia de la humanidad, arribara a su bicentenario, para que el 18 de febrero de 1983, durante el gobierno del social cristiano Luis Herrera Campins, recibiera la estocada mortal de una devaluación histórica denominada “viernes negro”, que reventó la tradicional barrera de 4,30 bolívares por dólar.

Ya lo decía Arturo Úslar Pietri en 1998:

“Sin duda alguna, la moneda es el mejor indicador de la salud económica de un país. Desde hace tiempo, como reflejo de la errática política monetaria de nuestros gobiernos, el bolívar ha ido perdiendo poder adquisitivo y presencia internacional debido a un proceso inflacionario de gasto público creciente. El bolívar, que llegó a ser una de las monedas más fuertes del mundo, se encuentra hoy en una terrible condición como una moneda enormemente devaluada”.

Un dólar domesticado

La presencia del dólar en nuestra cotidianidad de 2020, superó todo lo imaginable. Es hoy tan común, que hasta una golosina artesanal dentro de una unidad de transporte público urbano, se oferta en dólares.

Tal domesticidad es un fenómeno inédito de nuestra economía, que si bien está acostumbrada a formalizar sus grandes intercambios -los que garantizan la estabilidad social del país- en moneda extranjera, nunca había llegado a un nivel tan cercano para el pueblo que ofrece y compra casi cualquier cosa en dólares.

Sin embargo, aunque es público y notorio, un secreto a voces, una anomalía exonerada por el mismísimo mandatario nacional al advertir en una entrevista televisiva con José Vicente Rangel que no veía mal utilizar la dolarización para la recuperación de las fuerzas productivas del país, es ilegal.

Hasta ahora, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela lo expresa taxativamente en su artículo 318: “… La unidad monetaria de la República Bolivariana de Venezuela es el bolívar. En caso que se instituya una moneda común en el marco de la integración latinoamericana y caribeña, podrá adoptarse la moneda que sea objeto de un tratado que suscriba la República”.

Para los conspiranoicos

Es, al parecer del filósofo, cineasta y escritor Argimiro Serna, la victoria simbólica que constituyen las monedas desde tiempos ancestrales. Desde el “talento” que era la unidad de pago de los romanos, asociada a la virtud y a la creación, hasta su uso instrumental de hoy.

En esa batalla, el capitalismo actual, que es un proyecto anglosajón y protestante, impone su carga de dominación a través de una ingeniería social occidental operada a través de su moneda, con un nivel de programación sicológica sumamente profundo, pues todo el asunto desemboca en la cartera.

Para el filósofo Argimiro Serna, la dolarización destronó el imaginario bolivariano

Serna, especializado en fenomenología y alumno del recordado maestro de maestros José Manuel Briceño Guerrero, propone que esa creación simbólica, que ahora está en nuestros bolsillos cotidianamente, representa el “aplastamiento definitivo de todo símbolo bolivariano”, y evidencia el vano esfuerzo de haber llamado a todo Bolívar o Bolivariano para reforzar una identidad que fue vencida por un enemigo muy poderoso, frente al cual no estábamos preparados para enfrentar “en el marco de las revoluciones burguesas clásicas”.

“Por eso -continúa- el valor en sí mismo de los bolívares en la mano, está pasando a ser irrisorio y todo el mundo está pagando a través de los bancos. Yo diría incluso que todo el contenido feudal de ese triángulo con ese ojo en el centro que podemos ver el billete de 1 dólar, que es de origen monárquico, está buscando en sí mismo sobrevivir, contradiciendo al capitalismo mismo, tentado por el germen patriarcal, mantuano, bélico que necesita que la guerra siga siendo un negocio”.

El dinero funda repúblicas

José Félix Alvarado, economista y ex director del Banco Central de Venezuela, rescata la importancia del sentido simbólico del dinero a despecho de los economistas formados en la escuela neoclásica: no solo se trata de un medio de pago, unidad de cuenta o reserva de valor, sino que también se debe considerar en su perspectiva histórica y social.

Cita a Félix Martín para describir que el dinero expresa nuestro derecho a cantidades específicas de recursos de la sociedad, y las cantidades que nos deben. A John Kenneth Galbraith, quien ha contextualizado en sus publicaciones la historia del dinero en Estados Unidos para establecer que el mismo sirvió en la construcción de la nación norteamericana y su independencia, basados en el derecho a emitir moneda que era cuartado por la madre patria colonial.

El economista José Félix Alvarado mira al dinero desde la perspectiva histórica y social

“Si te vienes a la historia de Venezuela, vas a ver que uno de nuestros primeros billetes está suscrito por uno de los firmantes a su vez del Acta de Independencia, Juan Germán Roscio. Eran los primeros billetes de 1 peso, del 27 de agosto de 1811, o sea, apenas nace la Primera República, hay necesidad de emitir dinero”.

Ese mismo billete llevaba impresa en una de sus caras la inscripción: “pena de muerte para los falsificadores”.

Alvarado, profesor universitario y representante por 4 años de Venezuela ante el Mercosur, remata que el surgimiento de la nación y el Estado están vinculados a la consolidación de una unidad monetaria nacional. “Los economistas no pueden obviar este hecho”.

Según sus consideraciones, el dinero como “tecnología social”, parafraseando a otro investigador del tema económico como lo es Geoffrey Ingham, está lejos del surgimiento espontáneo y fue creado deliberadamente por grupos sociales con una organización política preexistente que buscaba objetivos determinados, como la construcción de una nación independiente.

Intentan un quiebre latinoamericano

El dinero, en resumen, es expresión del poder: si se concentra en pocas manos puede resultar despótico, poniendo en peligro el funcionamiento de las democracias y las sociedades.

En nuestro contexto: un país amenazado, asediado, bloqueado, atacado, es imposible que el dinero no reciba las agresiones que nacen desde las potencias imperiales (Estados Unidos y países de Europa) para lograr su debilitamiento y extinción, lo que implicaría también la muerte del Banco Central.

Nada puede vulnerar más la independencia y soberanía de un país, que quedar a expensas de la Reserva Federal estadounidense. Por eso, asoma Alvarado, el gobierno está intentando todas las estrategias que nos permitan sobrevivir.

“La dolarización de facto y su impacto sobre las funciones simbólicas del dinero, son mucho más significativas porque están vinculadas a un significante que nos conecta con la independencia y la soberanía, como lo es Bolívar, quien además se asocia con la integración y la construcción de la identidad latinoamericana”.

Marlon Zambrano/VTactual.com

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