Cuando faltan ocho meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el Partido Demócrata da una dura lucha para obtener un candidato que sea lo suficientemente fuerte para derrotar a #DonaldTrump y su modelo de Gobierno de extrema derecha.
Hasta el martes pasado, todos los ojos se centraban en Bernie Sandres, un político que quiere implantar el «Socialismo» en EE.UU, uno de los países más desiguales del mundo.
Pero tras salir derrotado en el Súper Martes de las elecciones primarias demócratas, las posibilidades de obtener la titularidad del socialista son cada vez menores.
Sanders fue derrotado en 10 de los 14 estados en juego, incluyendo Texas, que se esperaba que ganara por la alta tasa de apoyo que tiene Sanders entre los latinos.
El tío Bernie quedó en segundo lugar detrás del exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden. Pero las consecuencias del Súper Martes se llevaron por delante a dos precandidatos más, que prefieron renunciar y unirse al «ala moderada» del Partido Demócrata. Se trata de Michael Bloomberg y Elizabeth Warren.
«Si lo recuerdan entré en la carrera presidencial para derrotar a Donald Trump. Y hoy la abandono por la misma razón, para derrotar a Donald Trump, porque seguirla podría complicar la posibilidad de lograrlo», dijo en ese momento Bloomberg, quien en teoría apoyaría a Joe Biden. La posición de Warren aún no está clara, sobre si apoyaría o no al senador Bernie Sanders.
Del otro lado
Mientras esto sucede, #DonaldTrump, un declarado enemigo del Socialismo y todo lo medianamente progresista, toma la ventaja y se apresura a asegurar que la renuncia de estos dos postulantes se debe a que desean derrotar a Bernie Sanders.
Ahora, Sanders, que cuenta con 573 delegados, frente a los 664 de Biden, debe afinar sus dardos y tratar de salir lo más airoso posible del llamado «mini martes», un caucus que se celebrará en un número menor al del Súper Martes, pero que no deja de ser importante.
En total, este 10 de marzo votan seis estados: Dakotta del norte, Washington, Idaho, Michigan, Missisipi y Misouori.
Pero pese a que en los últimos días Bernie Sanders recibió el apoyo directo del reverendo Jesse Jackson, uno de los íconos de la lucha por los derechos civiles de los años 60, los medios de prensa locales afirman que Joe Biden tiene el voto de los afroamericanos, arrastrados por los ocho años de gobierno de Barack Obama.
Al ser el sistema electoral estadounidense indirecto, en realidad los votantes eligen a través de votaciones o del llamado «caucus», una suerte de asamblea popular, a un «delegado».
Es este delegado es el que finalmente le dará su voto al candidato al que represente, en teoría, porque en las primarias de 2016 hubo denuncias que estos delegados estatales le robaron el voto a Bernie Snaders a favor de Hillary Clinton.
En el Súper Martes demócrata se jugaron 1.357 delegados, y en este son 352 que al final irán a la Convención Nacional Demócrata que se celebrará en julio, de dónde saldrá el candidato final que se enfrente a la gran maquinaria de #DonaldTrump.
Entretanto, a Bernie Sanders no parece estarle funcionando su agenda en defensa de los derechos civiles y propuesta de mayor inversión social en salud y educación. Entre otras cosas el político de 78 años propone la gratuidad de la educación hasta el nivel universitario, así como un seguro médico único para todos por igual.
Por su parte, Biden lucha para ver si esta vez sí gana la postulación de los demócratas. Y es que este «hermano» de Obama, como suele él llamarse y que posiblemente sea la receta de su éxito en los estados sureños en el Súper Martes con gran población afrodescendiente, ya lo ha intentado tres veces.
Y los estadounidenses no tienen un buen recuerdo de su primera vez. En 1988, renunció tras admitir que se había plagiado un discurso del entonces líder del Partido Laborista británico, Neil Kinnock.
Ahora, apoyado desde las sombras por la inmensa popularidad que aún tiene Barack Obama, volteó la tortilla electoral y va de primero en las encuestas, algo no muy positivo para Bernie Sanders, que por su edad, podría ser la última oportunidad que tiene para llegar al Despacho Oval.
Maya Monasterios Vitols/VTactual.com
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