InicioDestacadaBannon: El último en salir que apague la luz

Bannon: El último en salir que apague la luz

“El gran manipulador”, como lo bautizó la revista ‘Time’, acaba de convertirse en la última víctima de la Administración de Donald Trump, un Gobierno en perpetua remodelación. El presidente de EEUU ha decidido prescindir de Steve Bannon, el hombre que le ayudó a ganar las elecciones con un mensaje dirigido a las masas de desheredados de la globalización, el mismo al que más tarde situó como estratega jefe de su Gobierno. La Casa Blanca ha confirmado el cese, efectivo desde mañana sábado, una noticia que llevaba semanas gestándose ante la larga lista de enemigos que el antiguo ejecutivo de Wall Street, director de Breitbart e ideólogo populista se había granjeado en la Administración.

La noticia la adelantó ‘The New York Times’, después de que Trump le comunicara a dos de sus allegados que había decidido deshacerse de Bannon. Las relaciones entre ambos se habían deteriorado últimamente por la tendencia del ultranacionalista a actuar como un verso libre, llevando la contraria a su jefe en asuntos como el contencioso de Corea del Norte o denunciando públicamente las maniobras de otros miembros del círculo más cercano al presidente. Este mismo martes, Trump salió en defensa de Bannon, al afirmar tras los violentos incidentes de Charlottesville (Virginia), protagonizados por la misma extrema derecha que amparó desde las páginas de Breitbart, que «no es un racista» y que es su «amigo». Pero en esas mismas declaraciones también dejó su futuro en el aire. «Veremos lo que pasa con Bannon», dijo en aquella rueda de prensa surrealista en la Trump Tower.

Remodelación

Su defenestración es parte de la remodelación emprendida por el nuevo jefe de gabinete del presidente, John Kelly, el general que reemplazó hace tres semanas a Reince Priebus con la intención de poner orden en una Administración en crisis permanente, tanto por las continuas filtraciones internas a la prensa como por las luchas de poder intestinas entre los diversos círculos de poder que rodean a Trump. Bannon se había enfrentado abiertamente a los ‘globalistas’ de la Casa Blanca, los miembros más cercanos al ‘establishment’, como el consejero económico, Gary Cohn, el yernísimo para todo, Jared Kushner, o el asesor de seguridad nacional, H. R. McMaster.

Algunos medios estadounidenses publican que Bannon presentó su dimisión el pasado 7 de agosto, pero Trump pospuso la decisión ante la enésima crisis que llamaba a sus puertas, esta vez por su muy criticada respuesta a los violentos enfrentamientos entre grupos racistas y contramanifestantes en Charlottesville. No hace mucho, Kelly también maniobró para deshacerse de Anthony Scaramucci, el chulesco y bombástico director de comunicaciones que Trump había escogido solo 10 días antes para tratar de relanzar su zozobrante presidencia.

Es difícil entender el meteórico ascenso político del antiguo presentador de televisión y empresario neoyorkino sin Bannon. Como sería difícil entender a Bush sin Karl Rove. Desde que se sumó a su campaña hace algo más de un año, Bannon propulsó los impulsos nacionalistas de Trump, su rechazo al multiculturalismo o el desdén por las élites, la globalización y la cooperación internacional. Las muchas fobias del actual presidente –hacia los musulmanes, los mexicanos, las mujeres o las instituciones globales– estaban ya en las páginas electrónicas de Breitbart. Pero Bannon también le ayudó a entender que había un camino para ganar las elecciones explotando los miedos y las esperanzas de la clase trabajadora blanca y de los sectores más reaccionarios del Partido Republicano sin necesidad de moderar su mensaje y abrirlo a otros sectores sociales.

Figura central

No está claro qué pretende hacer ahora Bannon, pero pocos dudan que aspira a seguir siendo una figura central en el debate político. El portal de noticias Axios publica que podría volver a Breitbart con el patronazgo de la familia Mercer. Una de sus fuentes sostiene que prepara un asalto “termonuclear” contra los “globalistas” en el Gobierno de Trump. Gente como Cohen, el expresidente de Goldman Sachs, al que denunció públicamente en una reciente entrevista, en la que también se quejaba del lobi que Goldman ejerce en la Administración. En esa misma conversación, contradijo la agresiva retórica de Trump hacia Corea del Norte. «No hay una solución militar, nos tienen pillados», dijo tras explicar que millones de personas morirían en Seúl.

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