InicioDestacadaAún hoy, permanece imborrable la postal de terror atómico

Aún hoy, permanece imborrable la postal de terror atómico

El seis de agosto de 1945 un avión bombardero de Estados Unidos (EE. UU) dejó caer la bomba «Little Boy» sobre el puerto de Hiroshima con una carga de 15 mil toneladas de TNT, que devastó un rango de 13 kilómetros cuadrados.

El ataque ocurrió en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

El presidente de EE. UU para la época, Harry S. Truman, autorizó el bombardeo porque Japón se negó a aceptar la rendición que los aliados le habían impuesto por medio de la Declaración de Postdam, a finales de julio de 1945.

Al menos 70 mil personas murieron ese mismo día. Sin embargo, para el final de 1945, la cifra de muertos aumentó a más de 100 mil por causa de la exposición a la radiación que sufrieron los sobrevivientes.

«El enemigo ha empezado a utilizar una bomba nueva y sumamente cruel, con un poder de destrucción incalculable y que acaba la vida de muchos inocentes. Si continuásemos la lucha, solo conseguiríamos el arrasamiento y el colapso de la nación japonesa, y eso conduciría a la total extinción de la civilización humana», explicó el emperador nipón.

Por la catástrofe, el 12 de agosto el emperador japonés Hirohito oficializó un anuncio de rendición.

El 2 de septiembre de ese mismo año Japón firmó la rendición absoluta ante los aliados y el fin de su participación en la Segunda Guerra Mundial.

A propósito de la fecha del lanzamiento, el 6 de agosto fue declarado como Día Internacional de lucha por la prohibición de las armas nucleares e Hiroshima se convirtió en el símbolo contra las armas de exterminio en masa.

En la propia ciudad se organiza anualmente una ceremonia de conmemoración de aquella horrible tragedia.  Para recordarla en la parte céntrica de Hiroshima permanece intacto un terreno con ruinas que dejó la explosión nuclear.

Los bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki son los únicos ejemplos del uso del arma nuclear en la historia de la humanidad.

El bombardeo de dos ciudades pacíficas no tenía ningún sentido desde el punto de vista militar, porque la victoria sobre el Japón militarista, aliado de la Alemania nazi, estaba de hecho garantizada por las tropas soviéticas que ya habían derrotado al Ejército de Kwantung.

Pese a la crítica mundial, varios países desarrollan armas de destrucción masiva que ponen en riesgo la vida de la humanidad.

EE. UU perseguía en primer lugar el objetivo de demostrar su poderío militar y superioridad estratégica y el de usar el arma nuclear como un medio de intimidación para los pueblos.

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