La lucha revolucionaria de Fabricio Ojeda, periodista, político, militante y mártir de la oligarquía venezolana, revive cada 23 de enero para recordar que por la Patria todo, porque sin ella no somos nada.
Como un homenaje al destacado papel desempeñado por este venezolano que estuvo al frente de la histórica Junta Patriótica que logró derrocar a Marcos Pérez Jiménez, VTactual presenta esta edición de VTPersonajes como una forma de fijar en la memoria colectiva el legado y los valores de este insigne revolucionario.
Trujillano nacido en Boconó el 06 de febrero de 1929, desde su adolescencia transitó el camino de la política, llegando a ser un destacado militante en varias toldas representativas a la izquierda venezolana, como el partido Comunista de Venezuela.
El comandante Roberto, como se dio a conocer en la clandestinidad, estudió Periodismo en la Universidad Central de Venezuela (UCV), cubriendo la fuente política, específicamente en el Palacio de Gobierno para el Diario El Nacional, propiedad del prodigioso periodista; Miguel Otero Silva.
Nuestra decisión de incorporarnos a los estudiantes, obreros y campesinos que hacen la guerra de guerrillas en Falcón, Portuguesa, Mérida, Zulia, Yaracuy, obligados por la brutal represión del gobierno que amenaza con la muerte, la tortura y la cárcel a quienes se oponen a sus designios, obedece a la firme convicción de que la política de las camarillas que ejercen hoy el Poder no muestran ningún ánimo para dar soluciones a la crisis política venezolana a través del dialogo y la senda electoral. Toda la maquinaria oficialista ha sido desde ya colocada al servicio de los grupos exclusivos que forman la intimidad del actual Presidente y sin espíritu de servicio a la Patria y al Pueblo, tales grupos han privado a los venezolanos de sus mas elementales derechos y desde ahora preparan el fraude que les permite perpetuarse en el Poder, a usanza de todos los gobiernos despóticos que el país ha padecido.
Esperar que esta burla sangrienta se consagre sin mengua de la propia dignidad, no sólo es cobardía, es alentar falsas ilusiones cuyas consecuencia serían fatales para nuestro desarrollo democrático. Ya el grupo que gobierna ha demostrado hasta la saciedad que sólo conoce el método de la violencia, el camino de la ilegalidad. Frente a su soberbia, no cabe otra actitud para aceptar al reto y disponerse a combatirlo con sus mismos métodos, para que los venezolanos puedan, libres del Gobierno de Betancourt, libres de sus odios e intrigas, de su corrupción e incapacidad, de su politiquería y pequeñez moral, de su sectarismo y maldad, darnos un gobierno verdaderamente nacional, respetuoso de la ley democrática, fiel servidor del pueblo y leal a la independencia y soberanía nacionales.
Ojeda en la Militancia:
Fabrico Ojeda encabezó la Junta Patriótica, un organismo sometido a la clandestinidad, gracias a la falta de garantías políticas en la Venezuela de 1950, donde hacer política era un crimen que se pagaba con cárcel o la muerte. La Junta, tenía como fin derrocar al régimen de Marcos Peréz Jimenez, lo cual se logró gracias a la presión de militantes, estudiantes y pueblo organizado el 23 de enero de 1958, bajo el liderazgo del periodista.
Ese mismo año, fue elegido diputado por el Distrito Federal, capital del país, para luego renunciar de manera histórica a su curul e irse a dar la batalla en el campo junto a la guerrilla al sentirse traicionado por lo que se conoció como el Pacto de Punto Fijo, “para sumarse a la lucha armada que operaba en diferentes frentes del país”, como medio para la conquista de la liberación nacional y el socialismo.
Lucha armada:
Adoptó el nombre de “Comandante Roberto”, ganándose así el respeto de su tropa, luchó al lado de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) con los activistas Douglas Bravo y Argimiro Gabaldón, quienes estaban en las filas del Partido Comunista de Venezuela, creó un Frente Guerrillero en el Oriente del país, luego estuvo al frente de las FALN, justo cuando fue detenido y sentenciado a 18 años de prisión en la Cárcel Nacional de Trujillo por rebelión.
Logró escapar en 1963, pero el Gobierno de ese entonces ofreció una recompensa por su captura, lo que lo mantuvo en la clandestinidad por un tiempo antes de ser delatado por un informante que el Estado tenía dentro del PCV. Finalmente, fue apresado en Playa Grande, estado Vargas, el 17 de junio de 1966 por el Servicio de Información de las Fuerzas Armadas (SIFA) y apareció asesinado en la celda donde estaba recluido con muestras de tortura, el 21 de junio del mismo año.
Xica/VTactual
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