Tras largos ratos de meditación y dudas, por fin la más difícil decisión ha sido tomada: ¡adoptaste un perro o gato y será un nuevo integrante de la familia! Ahora hay que preparar el terreno para acoger a esta criatura que seguramente jamás ha pisado un hogar humano.
Habrá que considerar especialmente este último punto cuando se trata de integrar al nuevo ser a nuestro espacio. Seguramente el animalito se mostrará extrañado y desconfiado con las dimensiones y forma del departamento o casa, a la vez que habrá ciertos rincones que le llamarán más la atención. En todo caso, hay que tener muy en cuenta que nuestro compañero, especialmente si es cachorro, debe sentir un ambiente tranquilo y sin hostilidad, con tratos de dulzura y lenguaje oral y corporal amigable y uniforme, sin sustos ni gritos.
Es por ello que, así pase la mayor parte del día jugando con el resto de la familia, es importante que el animalito tenga su propio espacio donde pueda refugiarse del frío o sencillamente pasar sus ratos sin que lo molesten los demás. Entiéndase que el perro o gato no es un bufón ni un juguete y por ende, como la abuela o el hijo adolescente, requiere su espacio para relajarse, descansar y aislarse por un rato. En el caso de los cachorros es muy importante tener en cuenta que son como niños pequeños, que necesitan sus horas de sueño y descanso entre juegos y entre comidas. Es necesario respetarles sus momentos de recuperación y su espacio.
Asimismo, cuando de cachorros se trata, es conveniente que sea un médico veterinario quien determine cuál es el alimento adecuado para ellos y la frecuencia y volumen de las raciones. Existen alternativas al alimento concentrado comercial como arroz hervido con carne picada, cuatro o cinco veces al día, o las recetas desarrolladas por nutricionistas especializados en dieta animal como los descritos en este enlace: comida alternativa.
Es de suma importancia tener cuidado con los objetos a los que el perro o gato pueda tener acceso, mucho más cuando son cachorros porque cualquier cosa puede convertirse en comida o juguete. Nunca dejes a su alcance agujas, dedales, cuerdas, objetos pequeños, productos de limpieza, cosméticos, agua sucia, químicos o tóxicos porque podría ingerirlos y enfermarse gravemente. De igual forma, un zapato nuevo, el trabajo de la universidad o tu libro favorito podrían convertirse en un divertido juguete si no tomamos precauciones. Un buen consejo es proveerle de juguetes hechos para ellos y que no se parezcan a objetos que no quieres que destrocen.
¡Hay que poner límites!
Poco a poco también es necesario enseñarle límites a tu amigo animal, así como se debe hacer con los hijos cuando van creciendo. Hay objetos que no debe tocar, como los tapizados de las paredes, los marcos de las puertas, las patas de las sillas y mesas, para lo que un simple “¡No!” dicho con suficiente firmeza (sin gritar) suele ser suficiente. No se sienta mal si con una sola vez no se logra cambiar la conducta, repita la corrección las veces que sea necesario y no recurra a acciones violentas. Pegarle al animal, además de que constituye un maltrato y en muchos países es penado, solo ocasionará distanciamiento y desconfianza. Además, debemos recordar que ellos no distinguen entre lo bueno o malo, sólo debemos enseñarles con mucha paciencia qué cosas son permitidas y cuáles no.
Los perros suelen aprender con mucha rapidez las normas de la casa y la familia, solo requiere de constancia de nuestra parte. Su naturaleza es aprender mientras juegan, así que los momentos de diversión, además de ser una estrategia para unir lazos familiares, pueden ser aprovechados para enseñarles las conductas deseadas. El reforzamiento positivo es una de las técnicas más sencillas y efectivas y consiste en premiar al animal de compañía cuando hace cosas “buenas”. Es recomendable que el premio no siempre sea comestible sino intercalar pequeñas golosinas para animales con halagos. De hecho, el animal suele sentirse mucho más feliz y orgulloso cuando su protector lo felicita efusivamente por algo que hizo bien. Un amigable “muy bien hecho” acompañado de una cálida palmada en su espalda, una caricia debajo de sus orejas y pecho o un corto abrazo lo hará muy feliz y reforzará ese comportamiento.
En cuanto a las necesidades fisiológicas del animal, es muy probable que si es adulto busque hacerlas fuera de la casa, departamento o entorno vital. Los perros y los gatos no toleran los olores de excrementos y orina. Es por ello que en el caso de los canes es necesario sacarlos varias veces al día (entre tres y cinco) para que desahoguen. Para los felinos se puede usar una caja con arena para que luego de hacer sus necesidades puedan taparlas.
A los perros cachorros hay que enseñarles a hacer en un sitio dentro de casa mientras completan su ciclo de vacunación y pueden salir sin peligro de contraer enfermedades. Es recomendable colocarles hojas de periódicos que absorben los líquidos y son fáciles de limpiar. Escoja un solo lugar de la casa para esto y coloque el periódico siempre allí pues una vez que el perro se acostumbre a ese sitio será muy difícil cambiarlo. Cada vez que vea que el perro busque hacer en un lugar diferente, llévelo rápidamente al periódico y de manera amigable indíquele que es allí donde debe hacer. De esta manera el cachorro aprenderá a hacer siempre sus necesidades en la hoja de papel y posteriormente se podrá ir adaptando a las rutinas de salida para desahogo.
Por último, pero no por ello menos importante, hay que hacer énfasis en que es extremadamente necesaria la colocación de un collar al animal de compañía donde se pueda sujetar su placa de identificación, que llevará los siguientes datos: nombre del perro o gato, teléfonos de contacto en caso de extravío y, de ser necesaria, la información de si está bajo algún tratamiento médico específico. Este collar servirá también para sujetar la correa con la que se paseará al perro –en algunos casos también funciona con gatos- tanto para desahogar como para las miles de aventuras que compartirá junto con su nueva familia. La correa será, a partir del momento en que se le coloque por primera vez, la señal de que algo divertido ocurrirá, tanto para el humano como para el animal. Además, es la garantía de que no haya extravíos y que las mágicas jornadas de aventuras continúen por años.
T/MP