Theocharis Kiosses o Haris, como es comúnmente conocido este proteccionista que hace vida en el suroeste de Caracas, nació en Grecia donde se crió con su abuela junto a muchos animales de granja y era miembro de la juventud del partido comunista griego KKE. Como muchas otras personas provenientes de Europa, vino a Venezuela con su familia en busca de mejores oportunidades.
Establecido en el país hace ya más de 20 años, Haris se dedicó al comercio mientras compartía su tiempo con lo que más ama: ayudar a los animales. De hecho, en su comunidad todos lo conocen por ser, junto a un grupo de proteccionistas, el que ayuda a curar a los animales comunitarios, a buscarle hogar a muchos de los que han sido abandonados, a organizar jornadas para vacunar y esterilizar a perros y gatos de la zona y a ir sembrando una semillita de conciencia en la comunidad sobre la tenencia responsable y el respeto a todos los seres vivos.
Sin embargo, la vida de este inmigrante no a sido fácil. Acostumbrado desde muy joven a trabajar para llevar la comida a la casa, no tuvo el tiempo para terminar sus estudios de secundaria ni mucho menos pudo aspirar a una educación superior. Su situación, ya difícil, cambió drásticamente cuando su jefe decidió cerrar el negocio donde laboraba dejándolo sin nada. Así, ocupado por resolver el día a día para sostener su hogar, Haris no tuvo opción: por más de un año no pudo seguir alimentando y ayudando a todos los animales de su comunidad.
Pero, como a muchos que luchan por causas nobles, su amor por todos los seres vivos se vio recompensado con la creación de la Misión Nevado por parte del presidente Nicolás Maduro. Cautivados por esa capacidad infinita de amar, cientos de proteccionistas recibieron con mucha alegría la cristalización de este sueño. Por primera vez en la historia de esta nación, un gobierno dedicaba tiempo, esfuerzo y recursos para proteger y rescatar a perros y gatos en situaciones de riesgo en todo el país.
Pero no sólo se han beneficiado por la Misión Nevado miles de animales entre perros, gatos
y otros tantos de fauna silvestre. También muchos proteccionistas reciben la atención y apoyo directo para mejorar la vida de ellos y de sus animales protegidos. Incluso otros, como Haris, consiguieron en ella el mejor trabajo del mundo.
Convocado por una amiga proteccionista, Haris fue llamado para unirse al equipo que haría realidad esta promesa ecoanimalista poco tiempo después de su creación. En la Misión Nevado reconocieron de inmediato en él las habilidades necesarias para cumplir con varias metas trazadas y hoy, a casi tres años de su creación, con una mejora sustancial en su calidad de vida, este valioso amante de los animales lucha por sus derechos y hace realidad su sueño: ayudar a todos los que pueda.
Esta historia pica y se extiende. Theocharis Kiosses consiguió la oportunidad de continuar sus estudios y ya casi está por graduarse de bachiller gracias a la Misión Ribas, otro programa social del gobierno venezolano. Además, dentro de la estructura de la Misión Nevado ha realizado 2 talleres de formación en el área de la producción audiovisual y, además recibe un curso para calificarse como auxiliar veterinario. Herramientas que le ayudan diariamente complementando lo que ha aprendido en todos sus años de práctica.
Hoy, el protagonista de esta historia trabaja ejerciendo su principal vocación que es servirle a los animales, a los seres más nobles e indefensos. Continúa ayudando en su comunidad como líder de un Colectivo Nevado y es vocero de Protección Animal en el Consejo Comunal de su residencia. Nadie creería las dimensiones y el alcance de estos esfuerzos.
MP