Visitar el Teatro Teresa Carreño no es entrar a una simple sala de conciertos, significa un encuentro con muchos elementos que hacen de este un espacio algo único en el mundo.
Desde el momento en que se pisa el umbral se experimenta una aproximación con lo arquitectónico, lo artístico, lo histórico y lo humano, que se evidencia en la pasión de un valioso equipo de trabajo que hace posible que cada actividad o espectáculo, que ofrece a sus visitantes, sea inolvidable.
Este enorme complejo, que debe su nombre a la pianista venezolana Teresa Carreño, logra una mágica impresión en sus visitantes, lo primero que lo hace deslumbrante es su arquitectura, concebida a partir de una estructura integrada de manera armónica con un paisaje que oscila entre la ciudad y la naturaleza del Parque Los Caobos, formando parte del epicentro cultural caraqueño, pues allí coinciden la Universidad Nacional Experimental de las Artes, el Museo de Bellas Artes, el Museo de Ciencias y el Museo Arte Contemporáneo, todos comunicados entre sí.
Lo segundo: sus espacios abiertos, ubicados sobre un terreno de 22.586 m², con más de 80.000 m² de construcción, potenciados con obras representativas del padre del cinetismo Jesús Soto, allí figuran los Cubos virtuales blancos sobre proyección amarilla situados a lo alto del preámbulo de la Sala Ríos Reyna, los Cubos vibrantes sobre progresión blanca y negra frente a la Sala José Felix Ribas y las Pirámides vibrantes que cubren el techo acústico de la Sala José Félix Ribas, entre otras.
Sobre la Sala José Félix Ribas (en honor al prócer independentista) se encuentra la Plaza Vicente Emilio Sojo en homenaje al compositor venezolano, que sirven de preámbulo a la Sala Ríos Reyna cuyo nombre rinde tributo al maestro Pedro Antonio Ríos Reyna, destacado músico tachirense. Son estos personajes del arte, la lucha independentista y la música venezolana los que brindan una especial bienvenida a sus visitantes.
El último grito en ingeniería de sonido
Por el perfecto equilibrio de su acústica, la Sala Ríos Reyna, cuenta con gran prestigio entre los grandes directores de orquesta y artistas del mundo. En la actualidad posee un sistema de sonido que la incluye entre las primeras salas con mejor audio del planeta.

Este salto se debe a la instalación de hace un año de uno de los mejores sistemas de audio que la ciencia ha desarrollado. En una entrevista para Venezuela Times, Irvin Peña Director Ejecutivo de la Junta Reestructuradora del TTC, explicó cómo se llevó a cabo este proceso de modernización que “precisó aproximadamente 10.000 horas hombre para su instalación. Con un equipo de primera conformado por ingenieros y técnicos venezolanos y especialistas extranjeros, y gracias también al esfuerzo tenaz de su Presidente Gustavo Arreaza”.
Peña señaló que el proyecto contó con la participación de los mejores expertos, entre ellos (por nombrar a uno), el ingeniero de sonido John Pellowe, nacido en Inglaterra, con 35 años de experiencia en esta disciplina y 23 años como ingeniero de sonido del tenor Lucciano Pavarotti, director actual de proyectos de Sistemas Constellation, empresa encargada de proveer buena parte de los equipos que permitieron a la sala una acústica asistida que simula una concha natural o la reverberación de cualquier otra sala en el mundo.
Científicos, ingenieros y técnicos del sonido de países como México, Estados Unidos, España, Inglaterra y Venezuela estuvieron trabajando en la dotación de una atmósfera sónica que permite que todas las personas que asisten a algún espectáculo de la Sala Ríos Reyna el disfrute de la misma calidad estando ubicados en la primera butaca o en la última.
“Todo este proceso se llevó a cabo sin interrumpir en ningún momento la amplia programación habitual del Teatro, y fueron instalados más de 60 mil metros de cable y fibra óptica”, aseguró Peña lo que da una idea de la magnitud del esfuerzo logrado para brindar al público y a los artistas los máximos estándares en fidelidad de sonido.
El Teatro Teresa Carreño es considerado una joya en todos los sentidos, que permite el disfrute con lo más variado y espléndido de la expresión artística, un recinto que permite una incursión a lo sublime.
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