Las manifestaciones en Chile continúan a pesar de todos los esfuerzos del gobierno del presidente Sebastián Piñera por hacer que su pueblo vuelva a la calma. Las medidas tomadas por el Ejecutivo han querido dibujar un retroceso en las arraigadas políticas neoliberales que desde hace décadas se afianzan en ese país, pero un pueblo decidido a dar una vuelta a la realidad, insiste en presionar cambios realmente profundos.
Piñera, urgido por hacer retornar el orden, ya baraja la posibilidad de someter a consideración un par de leyes que persiguen apagar las protestas que por casi un mes se mantienen en esa nación. Una llamada “ley antisaqueos” y otra conocida como “ley antiencapuchados”, ya resuenan en los pasillos del Parlamento chileno, y se estima que endurezcan las sanciones contra estas prácticas.

Una de las preocupaciones mayores del gobierno es la instalación de barricadas incendiarias en calles y avenidas que bloquean el libre tránsito de las personas. “Estamos convencidos que esta agenda representa y constituye un aporte significativo e importante para mejorar nuestra capacidad de resguardad el orden público”, indicó el mandatario en mensaje nacional desde el palacio de La Moneda.
Piñera se aisla
En el mensaje presidencial, Piñera hizo referencia a la asesoría que su gobierno está recibiendo por parte del Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), organismo que acompaña a la gestión en materia de seguridad y que ha sido duramente cuestionado por sus decisiones y prácticas que se han extralimitado en la violación de derechos fundamentales.
Karol Cariola, diputada por el Partido Comunista de Chile, criticó al mandatario de derechas al confiar sus decisiones al COSENA, y refirió que Piñera decidió “endurecer el puño” y en vez de “escuchar a Chile, se aísla y se encierra en la guerra solitaria de él contra su pueblo”.
RB