¿Qué es el “palangrismo”?
El término palangrismo se define como el apoyo incondicional a un político o partido, sin importar lo que hagan — incluso cuando esas acciones resultan éticamente cuestionables o socialmente perjudiciales. (
Quien actúa como “palangrista” defiende posturas, acciones o narrativas oficiales sin pensamiento crítico, replicando discurso de poder muchas veces con blindaje mediático. Esa actitud, en contextos de polarización y conflicto mediático–político, puede convertirse en un instrumento eficaz para difundir fake news, manipular percepciones y legitimar intervenciones externas o internas bajo una narrativa prefabricada.
Pero, ¿qué sucede cuando ese palangrismo se cruzan con intereses geopolíticos, informaciones sesgadas y guerra mediática contra un país?
Venezuela, Estados Unidos y la intensificación de la guerra mediática
En las últimas semanas, el gobierno de Estados Unidos ha dado un paso clave: la designación de Cartel de los Soles como “Foreign Terrorist Organization” (FTO), es decir, organización terrorista extranjera.
Según la declaración oficial del Departamento de Estado, este grupo, que supuestamente agrupa a altos mandos venezolanos, está “responsable de violencia terrorista a lo largo de nuestro hemisferio, así como del tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa”. (state.gov)
Esta medida ocurre en paralelo a un aumento significativo de la presión militar de EE. UU. en el Caribe — con buques desplegados cerca de costas venezolanas y ataques militares contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico. (Wikipedia)
En este contexto, circulan intensamente informaciones, rumores, versiones filtradas y declaraciones mediáticas, muchas de ellas difíciles de verificar de modo independiente. La narrativa dominante en ciertos medios es la del “narco-terrorismo del régimen venezolana”, mientras que desde Caracas se denuncia una campaña de desestabilización, propaganda e incluso intentos de justificar una intervención.
Así aparece un terreno fértil para el palangrismo: seguidores, comentaristas o dirigentes que —con poco o ningún cuestionamiento crítico— repiten esas narrativas, defienden las versiones oficiales de uno u otro lado, y contribuyen a diseminar información sin rigor.
La importancia de combatir fake news: datos y estudios
- Alcance de la desinformación en América Latina
Un informe de Latinobarómetro 2024 revela que aproximadamente el 65 % de los ciudadanos en América Latina han identificado al menos una noticia falsa en redes sociales en los últimos 12 meses. De esos, más de la mitad admiten haber compartido información sin verificar. Este fenómeno incrementa la polarización y erosiona la confianza institucional.
En este contexto, el palangrismo facilita que informaciones sin contrastar se difundan viralmente, sin espacio para el análisis crítico. - Fake news y polarización política
La Universidad de Stanford (2023) mostró que, en entornos altamente polarizados, las personas tienden a aceptar informaciones que confirmen sus creencias políticas, aunque carezcan de veracidad. Este “sesgo de confirmación” funciona justamente como el palangrismo: reafirma creencias sin cuestionar datos. - Impactos en la democracia y derechos humanos
Freedom House (informe 2025), en países latinoamericanos donde la desinformación domina —y donde los medios públicos o aliados al poder reproducen narrativas oficiales— la confianza ciudadana en instituciones democráticas cae por debajo del 30 %. La pérdida de legitimidad institucional favorece el autoritarismo y debilita mecanismos de rendición de cuentas. - Guerra mediática y propaganda estatal
La Universidad de Oxford destacan que en contextos de conflicto geopolítico, como el actual entre EE. UU. y Venezuela, la propaganda estatal —y mediática— se intensifica: el uso de fake news, desinformación y campañas digitales crean lo que llaman una “zona gris informativa”, donde la frontera entre verdad y mentira se diluye.
El palangrismo no es solo un fenómeno social, sino una práctica estratégica con efectos políticos reales: influencia la percepción internacional, justifica intervenciones, legitima sanciones y condiciona la opinión pública interna.
¿Por qué el artículo “Palangrista” aporta una visión útil e imprescindible?
El artículo original define con claridad qué es un palangrista y advierte del peligro que supone defender ideas de forma acrítica. (VT ACTUAL – Una Mirada al Mundo)
Ese tipo de reflexión se vuelve esencial cuando se trata de un país bajo asedio mediático, polarización y presión internacional constante. Adoptar —como sociedad— una postura crítica, reflexiva, informada y basada en evidencias no solo fortalece el debate, sino que defiende la soberanía informativa y mental frente a guerras mediáticas e intereses externos.
Un enfoque humanizado, que priorice la verificación de datos, el cuestionamiento sistemático y la responsabilidad informativa —en vez del dogmatismo palangrista—, puede ser una herramienta poderosa contra la desinformación masiva.
El comunicado oficial de EE. UU. sobre Venezuela: contexto y contradicciones
Para que el lector compare versiones, aquí citamos un documento oficial del gobierno estadounidense sobre la situación venezolana — en particular, la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista. (state.gov)
La administración Trump afirma que esa designación es una pieza central de su estrategia para combatir el narcotráfico y la corrupción que, según su versión, inunda al régimen de Nicolás Maduro. (state.gov)
Sin embargo —como denuncian voces del gobierno venezolano y de actores internacionales— la decisión coincide con un reforzamiento militar, operaciones navales en el Caribe, ataques a embarcaciones y una ofensiva mediática que presenta a Venezuela como una amenaza hemisférica. (Wikipedia)
Esta dualidad —de mensaje antinarcóticos por un lado, y de presión geopolítica por otro— pone de relieve la importancia de una ciudadanía crítica y consciente: sin el palangrismo, sin aceptación acrítica.
La clave para una información más justa
En un marco de guerra mediática, sanciones, amenazas militares, acusaciones de narco-terrorismo, y campañas de desinformación masiva, el palangrismo representa un peligro real para la libertad informativa, la democracia y la soberanía.
Adherirse ciegamente a narrativas oficiales —de cualquier lado—, sin cuestionar, sin verificar, sin contextualizar, es contribuir a la manipulación. Es permitir que intereses geopolíticos, mediáticos y económicos determinen la verdad.
Por el contrario, adoptar una postura crítica, reflexiva, basada en datos, estudios, contextos y múltiples fuentes es —como sugiere el artículo original sobre “Palangrista”— un acto de responsabilidad ciudadana.
En el caso de Venezuela, sumida en una guerra mediática intensa con Estados Unidos, ese acto de responsabilidad puede marcar la diferencia entre ser víctima de la manipulación o mantenerse como sociedad informada, consciente, movilizada.

