Durante nuevas manifestaciones en Gaza, dos palestinos murieron por disparos de munición real israelí y más de cien personas resultaron heridas.
En el nuevo episodio, el Ejército de Israel disparó balas y gases lacrimógenos desde el puesto de control de Ramala, resultando heridos 417 personas, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Este martes fueron enterrados 25 de los 60 fallecidos, entre ellas, Layila al Ghandour, una bebé de ocho meses que murió durante los sucesos en el campo de refugiados de Malaka, quien habría muerto por inhalación de gases lacrimógenos.
Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza amanecieron sin clases en los colegios, universidades y guarderías; los comercios cerrados y las instituciones públicas paradas, esto en señal de duelo y para conmemorar los 70 años del comienzo del exilio, desposesión y desarraigo del pueblo palestino a manos del sionismo.
La Gran Marcha del Retorno inició hace seis semanas, en la que palestinos han protestado en la Franja de Gaza, con el fin de que los refugiados tengan el derecho de volver a sus antiguas tierras, que ahora se encuentran dentro de Israel.
ONU comienza a despertar
Como un crimen de guerra calificó Riad Mansur, representante palestino ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los ataques por parte de Israel contra los manifestantes en la Franja de Gaza. Por ello, pidió una investigación inminente al respecto.
“Los ataques israelíes en la Franja de Gaza equivalen a crímenes de guerra. Israel usa armas letales deliberadamente contra los manifestantes pacíficos palestinos”, expresó Mansur.
Mansur denunció además, que la transferencia de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Al-Quds (Jerusalén) incita a Israel a seguir con sus actos inhumanos.
El martes también se llevó a cabo una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), cuyo tema principal fue la muerte de 60 manifestantes palestinos a manos de las fuerzas israelíes.
MT
