No son pocas las vías internacionales que han buscado y ejecutado para bloquear a Venezuela y generar la «necesidad» de salir de su Gobierno como se ha hecho con tantos otros, Libia, por ejemplo.
En ese intento, se hundió la Organización de Estados Americanos, y otras instancias como el Grupo de Lima, conformado hace 6 meses por gobiernos de derecha de la región, que se agruparon para cercar al Gobierno de Venezuela, pero destacan por elevar los estándares de corrupción en sus países (Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Brasil y Costa Rica, Estados Unidos, Guyana y Santa Lucía). Este grupo silenció su voz, al renunciar uno de sus voceros más viscerales: Pedro Pablo Kuczinski, ex presidente de Perú, quien fue obligado a renunciar por señalamientos graves de corrupción.
El nuevo espacio para alcanzar este objetivo debía ser entonces la Cumbre de las Américas, espacio tradicional en el que se enfrentan dos visiones del continente americano: la dominación gringa y la integración latinoamericana. Lo primero, para quienes apoyan la visión neocolonialista, era evitar que asistiera Venezuela. Los encargados de mover la cola y cumplir la orden fueron el ex presidente de Perú y el actual y no menos señalado, Martín Vizcarra, anunciaron que no recibirían al presidente Nicolás Maduro.
El segundo acto, es fijar un tema que les permita generar señalamientos sobre Venezuela, “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, es la agenda de los mandatarios que, curiosamente enfrentan grandes escándalos en sus países por delitos de corrupción que son silenciados por sus medios. Mientras tanto, organizaciones como Transparencia Internacional allanan el camino al señalar a Venezuela como el país más corrupto de América Latina. ¿Será eso cierto?
La corrupción que a la cumbre no interesa
Al menos dos casos emblemáticos para graficar la moral de quienes señalan a Venezuela.
Los medios (y el congreso brasileño) han intentado acallar que el presidente de facto de Brasil, tiene graves acusaciones de corrupción en su contra. Entre ellas destaca intento de soborno a las autoridades, señalamientos por encabezar una organización criminal y acusaciones como receptor de sobornos por parte de una empresa cárnica. Siete de sus ministros han estado involucrados en graves casos de corrupción como la operación Lava Jato y el caso Odebrecht.
Entretanto, el presidente de Argentina Mauricio Macri, tiene un amplio historial que intentaremos resumir. Sus acciones van desde acusaciones de Panamá Papers por lavado de dinero, la Firma de Macri como presidente para perdonar, en nombre del Estado argentino, una deuda económica de su familia para con la nación y el caso más reciente: el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, cobró cien mil euros de un bono del Deutsche Bank, institución donde trabajó y que colocó en el exterior la mayoría de los bonos emitidos por la gestión de Macri.
La cumbre es un caliche
Esta semana, el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció que no iría a Lima, pues la cumbre no es una de sus prioridades. Prefiere quedarse en su país para conmemorar 16 años del golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez y la posterior victoria del pueblo al restituirlo en el poder.
El presidente de Estados Unidos también anunció que no iría, no habrá por quién mover la cola. Donald Trump está concentrado en seguir asesinando civiles en Siria. Todo esto convierte a la Cumbre de las Américas en un caliche, como se diría en el argot periodístico, un hecho de muy poco interés y valor informativo..
Los pueblos levantan la voz
Entretanto, de forma paralela se desarrolla la Cumbre de los pueblos, donde no hay exclusión y se ha evidenciado gran apoyo popular a Venezuela.
Entretanto, en la cumbre de los pueblos se habla de una agenda alternativa que critica, analiza, crea redes y organizaciones entre los pueblos para enfrentar unidos la arremetida neocolonial contra todos los países que en algún momento decidieron por el camino de la independencia y la soberanía.
JS