La votación para despenalizar la eutanasia en Portugal cerró 110 votos a favor, frente a 115 en contra, 4 abstenciones y 1 ausencia, lo que echó por la borda la posibilidad de que, el país más católico del continente europeo, diera un paso adelante en permitir mayores derechos civiles.
La prensa local señala, que el resultado no se debió tanto al arraigo del cristianismo -en la tierra de la Virgen de Fátima- sino a la decisión del Partido Comunista Portugués (PCP) que, con sus 15 escaños, se desmarcó de la actual mayoría parlamentaria que forma con los socialistas, el Bloque de Izquierda y los ecologistas.
La inesperada unión de comunistas y el conservador Centro Democrático Social (CDS) se hizo casi increíble cuando el propio obispo de Oporto, Manuel Linda, felicitó al partido rojo por convertirse en “una fuente de buen sentido”.
“Es un imperativo constitucional la inviolabilidad de la vida y la obligación que tiene el Estado de garantizar su prolongación en las mejores condiciones y a los efectos de la codicia capitalista”, mantuvo el diputado Antonio Filipe.
Su señalamiento sobre “el negocio” que podría generar esta polémica decisión, se refiere al posicionamiento de Suiza como “destino para morir” a la luz de los cientos de extranjeros que aprovechan la Ley local para terminar voluntariamente con sus vidas. “Allí se instaló un verdadero negocio internacional de la muerte anticipada”, denunció Filipe.
Desde los escaños contrarios y, posteriormente, también desde los grupos de izquierda se criticó que el PCP se alineara con el exgobernante Cavaco Silva, uno de los derechistas más denostados del país.
Sin embargo, los partidarios de la Ley anunciaron que insistirán para que Portugal sea el primer Estado al Sur de Europa en aprobar la eutanasia.
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