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#VTanálisis: Hegemón comunicacional reconoció inexistencia de fraude electoral en Bolivia

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#VTanálisis: Hegemón comunicacional reconoció inexistencia de fraude electoral en Bolivia
#VTanálisis: Hegemón comunicacional reconoció inexistencia de fraude electoral en Bolivia / Foto: VTactual

Nuevamente, la integridad moral de la OEA, el ministerio de colonias de EE.UU., ha quedado en entredicho. Esta vez no ha sido su apoyo a un gobierno de la derecha en la región, ni el impulso prestado a un grupo de países para conformarse contra Venezuela, ni siquiera que haya callado frente al exceso de la fuerza en las manifestaciones de Chile o Bolivia.

Un diario de la hegemonía comunicacional estadounidense y mundial, el Washington Post, ha entregado mayores razones para desconfiar de los criterios de la Organización de Estados Americanos. La ha puesto en evidencia.

#VTanálisis: Hegemón comunicacional reconoció inexistencia de fraude electoral en Bolivia
El trabajo, con rigor científico, demuestra que no hubo posibilidad de fraude en las elecciones del 20 de octubre / Foto: Cortesía

Sí, en Bolivia se constituyó un fraude el 20 de octubre pasado. El de la OEA y su “reporte” que, sin ningún tipo de elementos verificables y sobre la base de un par de suposiciones, terminó imponiendo un golpe de Estado en la nación del Altiplano.

La investigación del Post se cimienta, por el contrario, en una simulación electoral que permitió a sus autores algunas conclusiones científicas muy distantes de lo esgrimido por el organismo multilateral, nutrida por datos arrojados durante los conteos de voto en más de mil 477 localidades bolivianas en las que no se observaron, ni de cerca, los supuestos que permitieron a la Policía, al Ejército y a los grupos políticos interesados darle una patada a la democracia del país suramericano y expulsar a un Presidente legítimamente reelecto.

La verdadera radiografía del fraude en Bolivia

Hay que empezar por detallar la situación. Los de Almagro llegaron a La Paz, a solicitud de la derecha, para analizar los resultados de las presidenciales a favor de Evo Morales y que ellos “presumían” fraudulentos.

En tal sentido, aseguraron, sin ningún tipo de evidencia formal ni técnica, que 1. el conteo extraoficial reveló acertadamente la medición continua del voto, y 2. que las preferencias registradas de los votantes no podían variar en el tiempo durante el día.

A partir de acá, el organismo forjó una máxima aparentemente incontrovertible, pero no la sustentó en alguna investigación previa: que el cambio en la tendencia a favor de un partido a lo largo del tiempo pudiera indicar potencialmente que un fraude había ocurrido. Y goebbelianamente decidieron repetir mil, no, cientos de miles, millones de veces, que el maquiavélico fraude del Movimiento Al Socialismo, de Morales, había echado a andar.

Pues, los investigadores del Post explicaron que se registró una “alta correlación entre el conteo preliminar y los resultados finales de la votación” lo que “sugiere que no hubo irregularidades significativas ni en el escrutinio ni en el margen final de los votos a favor de Morales”.

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El Post prendió el ventilador y lo colocó en la dirección de Bolivia. ¿Que hará Jeanine Añez con lo que sople el viento? / Foto: Cortesía

La rigurosidad científica

Y es que John Curiel y Jack R. Williams, científicos investigadores del Laboratorio de Ciencia y Datos Electorales del MIT (el afamado Massachusetts Institute of Technology), autores de la investigación del Washington Post, aplicaron mil simulaciones para apreciar “si la diferencia entre los votos de Morales y su principal competidor podía predecirse”.

No pudieron hallar evidencia estadística de fraude, por cuanto no hubo un salto significativo entre su ventaja antes del corte planteado por las autoridades electorales bolivianas de 80% del voto computado y en el posterior conteo del restante 20%.

Resaltan de hecho: “El tamaño del margen de la ventaja de Morales aparece en su totalidad como legítimo” y agregan otra importante perla: “Desde cualquier punto de vista, el análisis estadístico y las conclusiones de la OEA parecerían profundamente viciados”.

Pero el plan ya estaba fabricado y las condiciones para echarlo a andar, cuadradas. Morales debió salir del país, pedir asilo en México y la violencia contra sus seguidores en el país, desbordarse. Con el aderezo de elevar al poder a Jeanine Añez, la títere perfecta para Washington.

Las reacciones no se hicieron esperar

Como señaló el depuesto líder indígena: la investigación del Post develó “una evidencia más del monumental robo que (Carlos) Mesa, (Jeanine) Áñez, (Luis) Camacho y (Luis) Almagro, hicieron a todos los bolivianos”.

El excanciller ecuatoriano Guillaume Long señaló que la investigación desacredita el supuesto fraude electoral boliviano.

Alberto Fernández, el presidente de Argentina, resalta que la investigación del Post “critica con singular dureza, por su inconsistencia,  la auditoría realizada (…) por la OEA” y agrega: “Como siempre señalé, en Bolivia se violentó el Estado de Derecho con el accionar de las Fuerzas Armadas y sectores de la oposición al entonces presidente y con la explícita complicidad de la OEA”.

Mucho más duro contra los medios que avalaron el golpe fue Juan Carlos Monedero, politólogo español, que los consideró “hipócritas”.

O el propio Rafael Correa, expresidente ecuatoriano, quien de hecho dijo que “Almagro debería irse preso”.

Así son las cosas. ¿Reaccionará la clase política (de derecha) que se apoderó del Ejecutivo boliviano ante este demoledor informe? Amanecerá y veremos…

Francisco Figuera/VTactual.com

Ejército de EE. UU. formó a cabecillas del golpe en Bolivia