El mayor reto económico de España a lo largo del 2017 será superar los desequilibrios fiscales y las dependencias externas en materia financiera para superar el 1% de crecimiento que ha sido pronosticado para su economía, según el Bank of America Merrill Lynch (BoAML).
La institución financiera estadounidense considera “poco probable” que el país ibérico pueda reducir su “vulnerabilidad” durante el año el curso, teniendo en cuenta el “complejo panorama político” previsto para el futuro próximo.
De acuerdo con un informe del BoAML, existen avances pero persisten aún desequilibrios externos y la mejoría económica no es palpable por todos los sectores de la población.
“La economía española todavía necesita abordar la baja productividad e impulsar la senda del crecimiento, así como solucionar la importante rigidez de algunos mercados”, evaluó BoAML.
El informe señala que indicen de manera negativa los desequilibrios fiscales, el pobre rendimiento de la educación, la dualidad del mercado laboral y la elevada dependencia de inversores extranjeros, así como los altos niveles de deuda externa.
Los expertos pronostican una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) ligeramente por encima del uno por ciento en el largo plazo, aunque en 2017 se podría situar en 2,5 puntos porcentuales, por encima de la media de la Eurozona, y en 2018 en dos por ciento.
El banco además considera que el repunte de los precios del petróleo podría disparar la inflación en febrero hasta un 2,4 por ciento interanual e incluso por encima de ese umbral como consecuencia de la “imprevisible tendencia al alza” en los costos de la electricidad.
Además, BoAML prevé que el país incumpla el objetivo de déficit fijado por la Unión Europea de 3,1 por ciento en 2017, y sitúa el desequilibrio presupuestario en el 3,4 por ciento del PIB, el mayor de entre los 19 estados miembros zona euro, mientras que la deuda se mantendrá en niveles cercanos al 100 por ciento del PIB.
Dificultad generalizada en Europa
No solo España tendrá un año difícil en materia económica, también la Unión Europea (UE) en general avizora un futuro complicado en vista a los desafíos políticos que enfrentará en 2017.
Las elecciones en Alemania, Francia, Holanda y República Checa suponen un peligro considerable para las políticas comunitarias de la Eurozona debido a las posturas proteccionistas de los candidatos populistas y nacionalistas con posibilidades reales de llegar al poder en los mencionados países.
El ejemplo más palpable es la líder del ultraderechista Frente Nacional francés, Marine Le Pen, defensora a ultranza de la salida de Francia de la Eurozona y quien además alienta a otros países a seguir su ejemplo para desmembrar la Unión.
Algo similar ocurre en Alemania, donde la actual canciller y jefa de gobierno Angela Merkel enfrenta unas duras elecciones legislativas en las que podría generarse un cambio de gobierno y por ende, cambio de posturas de Alemania con respecto a las políticas de la Unión Europea.
De hecho, recientemente, el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel reconoció la marcada división que existe en la Eurozona y que “ya no es inconcebible que se rompa (la UE)».
Pese al crecimiento de la cartera de préstamos bancarios a empresas europeas y el alza del sector manufacturero en diciembre, no se vislumbra un panorama de confianza en la economía europea, marcada por el excepticismo y la amplia diferencia de criterios para resolver la crisis económica que existe entre los diversos miembros de la Unión, como lo demuestra el choque de opiniones de Wolfgang Steiger, secretario general del consejo económico del partido de Merkel, quien se opone a las medidas de crecimiento inflacionario adoptado por la Eurozona porque perjudica a los ahorristas alemanes; o el caso del presidente del Banco de Letonia, Ilmars Rimsevics, quien considera insuficiente la enorme inyección de dinero por parte del Banco Central Europeo, ya que no ha dado un impulso sustancial al crecimiento general de la economía de la Eurozona.
Es posible que en Europa ocurran situaciones similares a la de Estados Unidos, en donde un candidato “outsider”, ajeno a las clases políticas tradicionales de ese país, llegue a la cabeza del gobierno y sumerja a su país en prácticas económicas proteccionistas, debido a las consecuencias de la excesiva liberación económica que produjo la peor crisis financiera de la Eurozona y de la cual, tras 8 años después, todavía no se recupera, tanto así que fue poco lo que se celebró por el reciente 15° cumpleaños del Euro como moneda común.
JA