Entre los diferentes niveles de dificultad que enfrentamos durante la crianza, el control de esfínteres es quizás el que más preocupa a los padres en la primera infancia. Y es que el costo de los pañales desechables, así como las exigencias de las escuelas, le imponen un ritmo muy diferente a esta pequeña hazaña que en realidad no tiene un tiempo específico para conquistarse.
De acuerdo con los especialistas, cada niño tiene un momento muy particular para lograr el control de esfínteres que puede concretarse entre los dos y los siete años de edad, tiempo en el que los niños suelen dejar de presentar micciones involuntarias mientras duermen.
El control de esfínteres también tiene mucho que ver con el estado emocional del niño, además de su madurez cerebral. Un niño maltratado y que no se siente comprendido o contenido, suele tardar mucho más en este proceso que cualquier otro.
Expertos aseguran que es normal que un niño vuelva a presentar micciones involuntarias, luego de haber alcanzado el control de esfínteres, cuando vive en un entorno hostil o tiene problemas en su núcleo familiar.
Es por esta razón que los pediatras recomiendan apoyar al niño en este aprendizaje sin apelar a los regaños o castigos, pues al contrario de lo que se piensa podría presentarse un retroceso en el proceso.
Por su parte, la psicopedagoga Yesenia Sánchez tilda como absurdas las intenciones de algunos padres de enseñar a un bebé de nueve meses a que deje los pañales. “Eso es inhumano, simplemente porque se le está pidiendo a alguien que no está preparado que controle un proceso complejo que su cerebro aún no domina. El control de esfínteres ni se enseña ni se aprende, simplemente ocurre”.
En ese sentido, condena algunas técnicas milagrosas que se ponen en práctica en niños pequeños y que pueden resultar contraproducentes. “Lo mejor es entender que compraremos o lavaremos pañales al menos por dos años medio. Ser un adulto responsable también tiene que ver con entender los tiempos de nuestros hijos”.
La doctora Oleida Esther, médico cirujano experta en crianza respetuosa, señala en su cuenta en la red social Instagram que existen varias señales de autonomía que pueden indicarle a los padres que su bebé está cerca de abandonar los pañales. Entre ellas se encuentran:
1.-El niño puede saltar en ambos pies.
2.-Baja y sube escaleras.
3.-Se lanza del tobogán sin ayuda.
4.-Puede ponerse algunas piezas de su ropa solito.
Asimismo, explica que controlar las micciones y evacuaciones es un proceso lento que atraviesa varias etapas:
1.- El niño no tiene conciencia de que está haciendo pipí o popo.
2.- El niño tiene conciencia luego de hacer pipí o popo.
3.- El niño tiene conciencia de estar haciendo pipí o popo, pero no puede controlarlo.
4.- El niño controla sus esfínteres y decide cuando hacer pipí o popo.
Ambas especialistas señalan que durante el proceso de control de esfínteres es importante que el niño se sienta parte importante del aprendizaje y que sí se decide apoyarlo de alguna manera, se utilicen técnicas lúdicas y amorosas que lo hagan sentir seguro y capaz, en todo momento.
Lo más importante es que podamos entender en todas sus dimensiones esta nueva etapa de nuestros hijos (de la misma forma que lo hicimos cuando aprendían a caminar o a hablar) y que tengamos la paciencia suficiente para enfrentar el reto que la misma representa.
Andreína Ramos Ginés/ VTActual.com