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7 pecados de la Conferencia Episcopal Venezolana

Los representantes de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), han demostrado estar muy interesados en el destino político del país. Dando siempre una opinión justa, divina e imparcial, porque su perspectiva de los asuntos políticos venezolanos, es la misma del propio Dios en la tierra.

Esta semana, el monseñor Diego Padrón, aseguró que el Gobierno de Nicolás Maduro gana tiempo, distrae la atención y busca lavarse la cara internacionalmente con el nuevo proceso de diálogo abierto con la oposición venezolana.

Con esas declaraciones llenas de odio, el monseñor parece olvidar que la ira es un pecado capital. Aquí les dejamos una lista de los 7 pecados de la Conferencia Episcopal Venezolana.

1. Pereza

Asumir notoriamente un «partido» ante la crisis política del país parece ser una experiencia religiosa para los representantes de la fe venezolana. Cuando la CEV aparece en los medios de comunicación acusando al Gobierno de Nicolás Maduro de las mismas acciones que están en el libreto de la oposición, parece que estuviera eligiendo la salida más fácil, sin esforzarse en lo que es mejor para la paz del país. ¿O acaso la Biblia no dice que hay que promover la paz?

2. Soberbia

Durante los hechos violentos acontecidos este año, el gobierno nacional hizo un llamado a la paz y al dialogo, y propició una reunión con la CEV, en la que su máximo representante, monseñor Diego Padrón dijo: «la Constituyente a nuestro juicio es innecesaria porque contamos con una Constitución considerada como una de las mejores del mundo… y la segunda razón es que la Asamblea Constituyente no es lo que pueblo necesita».

En las declaraciones, es clara la preocupación de Padrón sobre lo que «el pueblo necesita». Dado los niveles de violencia de aquellos días y sin hacer ningún llamado a la paz, el monseñor deja lo que el creía necesario para Venezuela, y eso nos lleva al siguiente pecado.

3. Ira

Durante los 100 primeros días de protestas de la oposición venezolana en contra del actual gobierno, fallecieron 112 personas en hechos violentos generados en las calles del país. Ese era el llamado de la oposición. La calle.

Si el llamado de la oposición venezolana, pone claro un panorama violento en el que perderían la vida cientos de jóvenes, ¿será de Dios ponerse del lado de la agenda violenta? Los hechos cargados de odio en los que cobraron la vida tantas personas, son fruto de un sentimiento constante de la derecha…

4. Avaricia

Sin embargo, la oposición siempre ha tenido la bendición de los representantes de la iglesia en Venezuela, ya que por suerte, los religiosos se olvidaron del noveno mandamiento: No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

La sed de poder es una constante en la derecha venezolana, lo que ha provocado el desastre evidente en las filas opositoras y que ellos mismos no puedan sostener sus propias estrategias. Erradicar el gobierno de Nicolas Maduro ha sido el único objetivo, sin ningún éxito, pero con el deseo claro de quedarse en el poder aunque no exista ninguna propuesta concreta para mejorar el país.

5. Envidia

Ante los llamados de dialogo del gobierno nacional, los cuales han sido rechazados una y otra vez por la CEV (que se supone que debería promoverlos en pro de una salida pacífica para el país), el mensaje de los religiosos ha sido claro. «No es lo que queremos», «no estamos de acuerdo», «ahora tampoco queremos dialogo». Quieren lo que toda la oposición quiere: el poder.

Y si el poder lo tiene otro, pero yo lo quiero sin importar qué, ¿Cómo le llamamos a eso?

6. Gula

Y si ya yo tengo el poder de una institución que se supone que está para promover las «buenas acciones», pero aún así deseo con ansias el poder de otro, ¿Cuál pecado catequista es ese?

7. Lujuria

El énfasis en el deseo de poder desde las filas de la oposición, está más que claro. Las ganas de conquistar el liderazgo de una nación a costa de lo que sea son cada vez más grandes e infructuosas, afortunadamente. Y de verdad es una lástima que nuestra oposición no tenga guías espirituales y religiosos que le adviertan que el deseo excesivo y desenfrenado, es lujuria, y eso la santa biblia lo considera un pecado.

Si la fe del país esta en manos de una Conferencia Episcopal llena de defectos, pecados y violaciones a los diez mandamientos. ¡Qué Dios nos agarre confesados!

LS.

 

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